Lecturas del martes de la XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Martes 22 de octubre de 2024
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,12-22):
Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Salmo Responsorial
.Sal 84,9ab-10.11-12.13-14
R/. Dios anuncia la paz a su pueblo
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»
Palabra del Señor
Comentario
El evangelio de hoy recoge la primera de las parábolas en las que el Señor exhorta a la vigilancia. Está tomada del cuidado de los criados que esperan a su amo que viene de las bodas. El estar ceñidos indica tener levantados y ajustados los vestidos para servir; las lámparas encendidas aluden al cortejo nupcial que llega de noche.
Con esta parábola, Jesucristo nos enseña cuál debe ser la actitud fundamental del cristiano: estar en vela.
Esto es lo propio del alma sacerdotal de todo cristiano: alimentar espiritualmente al pueblo de Dios, mantener el mundo abierto a Dios. Todo cristiano es un guardián, que vela por sus hermanos, vigilando, rezando, custodiando.
Del mismo modo que Jesucristo estuvo en el huerto de los olivos velando; Él pide a cada cristiano que se haga cargo de las necesidades de los hombres, que no se deje llevar por la somnolencia y el descuido.
Y cuando el cristiano vive así, entonces sucede lo que Jesús sigue contando en la parábola: el esposo se ciñe como un siervo, le sienta a su mesa y se pone a servirle. Y entonces se produce la gran transformación: el criado se convierte en el amigo íntimo.
Este es el gran deseo de Jesucristo, llegar a una comunión de vida con cada cristiano.
La relación que Dios quiere tener con nosotros no es una relación de súbdito devoto con el rey o de siervos fieles del amo. Él quiere tener una relación de intimidad, amorosa, con nosotros: es Él quien nos desea, nos busca, nos invita a su fiesta y nos sirve.
Pobres, sencillos, sin méritos, sin talentos, somos los amados, los predilectos de Dios.
Y para entrar en esa fiesta, el cristiano debe hacerse cargo de lo que Cristo lleva en su corazón: todas y cada una de las personas de este mundo.