Una época de pasiones tristes
Una sociedad de pasiones tristes Diálogo Cormac McCarthy Defender la vida  Mirar a nuestro interior  Es Luigi Maria Epicoco, además de sacerdote y profesor la Universidad Lateranese, uno de los autores más atractivos de esa literatura a medio camino entre la propuesta espiritual y la cultural. Una literatura en la que las referencias de las […]

Una sociedad de pasiones tristes

Diálogo Cormac McCarthy

Defender la vida 

Mirar a nuestro interior 

Es Luigi Maria Epicoco, además de sacerdote y profesor la Universidad Lateranese, uno de los autores más atractivos de esa literatura a medio camino entre la propuesta espiritual y la cultural.

Una literatura en la que las referencias de las Escrituras Santas como fuente de inspiración no sólo han conformado decisivamente la cultura occidental sino que son un aldabonazo, un criterio ineludible para contrarrestar las derivas de lo humano, que acaban volviéndose contra lo humano.

Una sociedad de pasiones tristes

“Vivimos vidas enjauladas en el eterno entretenimiento, y resulta difícil estar en desacuerdo con una sociedad que parece que hoy está organizada únicamente para crear necesidades de consumo y para vender”, afirma Epicoco. Una sociedad de pasiones tristes.  

Si no recuerdo mal, en 2021 el Papa Francisco le nombró asistente eclesiástico para los medios vaticanos.

  En este Libro, Epicoco dialoga, nada más y nada menos, con Cormac McCarthy, uno de los autores norteamericanos más relevantes del momento. Lo hace con su libro, “La carretera” (2006), probablemente uno de los más crudos retratos de la situación moral por la que atraviesa la humanidad en estos tiempos.

Aclara nuestro autor que hay dos tipos de literatura, que no siempre están separados. La primera, dedicada a entretener. La segunda, la que se crea “para introducirnos en el corazón más profundo de la realidad, ahí donde las cosas encuentran su fundamento, su salvaguarda más recóndita”.

Diálogo Cormac McCarthy

McCarthy describe en su libro la condición humana en situación de ultimidad. Ya lo dijo K. Jasper cuando afirmó que conocemos de verdad a las personas en situaciones extremas.

El viaje apocalíptico del padre y el hijo, portadores del fuego, es decir, portadores de la pregunta por el sentido, permite al escritor norteamericano delinear la pasión, muerte y resurrección de nuestro tiempo.

¿Qué hace entonces Epicoco? Va glosando escenas, diálogos, momentos, y desentrañando la profundidad del sentido de la vida, de esa resurrección que significa la presencia, los vínculos, el amor al fin y al cabo.

“Enamorarse es muy poca cosa: necesitamos darle un nombre al amor”. “Somos seres enfermos de Sentido. Nuestra vida no es vida hasta que se aferra aun significado”, escribe Luigi Maria.

Defender la vida 

Aclara muy bien nuestro autor que uno de los problemas que tenemos no consiste sólo en defender a Dios. Estamos en un momento en que hay que defender la vida.

La relación entre realidad e imaginación, entre cuerpo y alma, la libertad, la felicidad, las ilusiones, las expectativas, los deseos, las pasiones, la desesperanza, la frustración, la vida, la muerta, son muchos de los temas que bellamente se van dejando caer en este libro que no deja indiferente al lector.

“El problema fundamental no se juega la final de esta vida, sino en el corazón de nuestra existencia”, señala Epicoco.

Seguro, seguro, que alguna frase, de esas frases redondas que contiene, alguna idea, de esas geniales ideas que establece virtuosas relaciones, interpela a quien tiene la suerte de bucear en estas páginas.

Mirar a nuestro interior 

Este libro es un invitación a mirar. A mirar nuestro interior, a mirar a nuestro alrededor. Es un canto a la realidad. “Dios existe, es decir, hay algo que puede salvarme la vida, pero no he de buscarlo fuera sino dentro de la realidad” leemos.

Digamos que el cierre categorial del libro lo representa la tesis, entre sacada de la novela “La carretera”, de que la lógica de la encarnación es en realidad una lógica de redención.

Es como tocar con las manos la esencia del cristianismo a través de un diálogo que es mucho más que un diálogo literario.

Bienvenidos lectores.

Para custodiar el fuego

Luigi Maria Epicoco

Rialp

Para custodiar el fuego.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *