El agravamiento del conflicto en la provincia de Kivu del Sur ha obligado a más de 850.000 personas a abandonar sus hogares. Muchos viven en condiciones precarias, refugiados en escuelas o iglesias, con acceso limitado a agua potable y saneamiento. “El cese de las hostilidades es urgente: proteger a los más pequeños, de conformidad con el derecho internacional humanitario, es fundamental”, afirma Andrea Iacomini, portavoz de Unicef Italia.