Vive en Suiza desde hace muchos años, pero no olvida el sufrimiento de su pueblo, al que ama profundamente. De un encuentro casual nació la chispa de crear el Banco de Alimentos de Armenia, una experiencia que dio origen a muchas otras en favor de niños y familias desfavorecidas afectadas por el terremoto. Tras diez años de actividad, el fruto maduró a través de una mujer que desde una condición atea descubrió que la fe en Dios está siendo cosechada: "Todo viene de Él, el bien siempre triunfa".