La comunicación vaticana sobre la enfermedad del Papa en tiempos de TikTok
Los tres ángeles de la guarda de la comunicación del Papa Transparencia controlada Silencio ante los rumores Sentido del humor Cobertura de los medios de comunicación El gallinero de las redes sociales Una foto con doble mensaje “Digan la verdad, digan lo que me pasa”. Es la indicación que, desde el inicio de su pontificado, […]

Los tres ángeles de la guarda de la comunicación del Papa

Transparencia controlada

Silencio ante los rumores

Sentido del humor

Cobertura de los medios de comunicación

El gallinero de las redes sociales

Una foto con doble mensaje

“Digan la verdad, digan lo que me pasa”. Es la indicación que, desde el inicio de su pontificado, ha dejado el Papa Francisco a sus colaboradores, en particular a los encargados de la comunicación del Vaticano. Y es el mismo criterio que ha mantenido tras ser hospitalizado, el 14 de febrero pasado.

Pero, ¿cómo es posible gestionar las expectativas de los más de 1.390 millones de católicos que esperan información detallada sobre la evolución de su guía espiritual? ¿Cómo responder a los conglomerados mundiales de la información que se encuentran apostados alrededor del hospital Agostino Gemelli al acecho de todo tipo de exclusiva?

Y, más difícil todavía, ¿cómo controlar la reacción de toda esa caterva de “influencers” de asuntos vaticanos en X, Instagram o TikTok?

Los tres ángeles de la guarda de la comunicación del Papa

La gestión de esta crisis ha corrido a cargo de los tres ángeles de la guarda de la comunicación institucional de este Papa: tres italianos, tres laicos, tres profesionales.

Hablamos del hombre entre bastidores de la política comunicativa de este pontificado, Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede; del director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni; y del director editorial de ese Dicasterio, Andrea Tornielli.

Ruffini es el hombre de la serenidad y la experiencia, gran experto en lenguaje televisivo, pues ha sido directivo de importantes canales de televisión en Italia, capaz de comprender el impacto de las imágenes y los gestos en el imaginario colectivo.

Tornielli, veterano periodista, historiador y escritor, es el analista, incansable rastreador de la más mínima nota informativa que pueda trastocar la agenda para poder reaccionar de manera tempestiva.

Bruni es el hombre que da la cara ante los periodistas, que escucha sus necesidades, encargado de vehicular la información y, en particular, los comunicados en tiempo útil.  

Transparencia controlada

Los tres han adoptado una política de comunicación caracterizada por tres principios: transparencia controlada, serenidad institucional, y, obviamente, prudencia.

Los comunicados se han convertido en el instrumento privilegiado para informar sobre la evolución de la salud del Papa. Han sido breves y técnicos, sin entrar en detalles innecesarios para evitar especulaciones. Al inicio de la hospitalización, cuando la situación del pontífice se consideraba “crítica”, fueron diarios.  Al ir mejorando, la publicación se fue espaciando.

Los comunicados se caracterizan por el tono tranquilizador: la comunicación ha buscado transmitir calma, enfatizando la buena atención médica y la respuesta positiva del Papa a los tratamientos.

Ha sido también información dosificada: no se han adelantado detalles sobre la posible duración de la hospitalización o procedimientos específicos, salvo aquellos imprescindibles para evitar rumores.

Silencio ante los rumores

La decisión más interesante ha sido la de responder con el silencio ante los rumores. Ante especulaciones de algunos medios sobre la gravedad del estado del Papa, o posibles escenarios ligados a su renuncia, la estrategia se ha centrado en no desmentir cada noticia, sino en reforzar la narrativa oficial con datos contrastables.

Cuando esto fue particularmente necesario, los tres mosqueteros recurrieron a los máximos responsables de la atención al pontífice: los doctores Sergio Alfieri, jefe del equipo del Policlínico Gemelli, y Luigi Carbone, subdirector del Servicio de Salud del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El 21 de febrero ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron al interrogante que en ese momento obsesionaba a los periodistas: “Si la pregunta es: ¿está el Papa fuera de peligro? No, todavía no. ¿Pero está su vida en peligro ahora? La respuesta, una vez más, es no”, aclaró Alfieri, quien llegó a referir las palabras que dijo el Papa sobre su propio estado: “Me doy cuenta de que la situación es grave”.

Sentido del humor

Un elemento que dio eficacia a la comunicación de los médicos fue el recurso al sentido del humor, transmitido con una dosis adecuada, a pesar de la seriedad de la situación. Por ejemplo, el doctor Alfieri reveló que, en un momento, se acercó al pontífice para poder hablarle en confianza; “entonces, me preguntó: ‘¿Qué pasa, se quiere confesar?’”.

Cobertura de los medios de comunicación

En general, los medios afines al Vaticano, en particular muchos católicos, han seguido la línea oficial marcada por la Oficina de Prensa, publicando los comunicados y destacando el espíritu positivo con el que el Papa afronta la enfermedad.

Por su parte, la prensa generalista (Corriere della Sera, La Repubblica, Le Figaro, The New York Times, El País, etc.) ha seguido la evolución con un tono analítico, contextualizando la hospitalización dentro del marco de la edad avanzada del Papa y su historial de salud. Algunos han planteado interrogantes sobre el futuro del pontificado.

Medios más críticos o sensacionalistas han puesto en tela de juicio la información del Vaticano, dando pie a conjeturas. Esto ha sucedido, en particular, en el caso de periodistas críticos con el papa. Por ejemplo, el presentador estadounidense de televisión de EWTN, Raymond Arroyo, retuiteó un mensaje, el 24 de febrero, en el que afirmaba que al Papa le quedaban 72 horas de vida. El presentador citaba el portal crítico del Papa LifeSiteNews, quien a su vez citaba la cuenta de X Misa en Latín.

Algún medio militante favorable al Papa Francisco ha caído en el extremo opuesto, ofreciendo cada noticia de la evolución favorable del pontífice con un entusiasmo tan exaltado que parece olvidar la delicadeza de la situación y los 88 años de edad.

I am now hearing similar reports from the Gemelli clinic. Pray for Francis. https://t.co/v4K7lNq08F

— Raymond Arroyo (@RaymondArroyo) February 24, 2025

El gallinero de las redes sociales

El gran acierto de la comunicación vaticana ha sido no responder a cada uno de los rumores difundidos en las redes sociales, donde hemos quedado sumergidos por una avalancha de desinformación. El diario italiano “Open” ha contabilizado cuatro anuncios de la muerte de Jorge Bergoglio en redes.

Una investigación encargada por la agencia de análisis de conversaciones en redes sociales Arcadia ha estudiado los contenidos publicados en X y TikTok sobre la enfermedad del Papa entre el 3 y el 10 de marzo. Examinó 3.601 perfiles, tanto auténticos como falsos, que produjeron un volumen de 4.598 publicaciones y comentarios.

Los perfiles que se comprobaron como falsos constituyen el 31% y dieron origen a 1.387 publicaciones o comentarios. Estos perfiles falsos tuvieron un lugar importante en la amplificaron de noticias incorrectas, en particular la afirmación falsa de que el papa Francisco había muerto.

Otros perfiles utilizaron los signos de interrogación,  “¿Ha muerto el Papa?” o “¿Dónde está el Papa?”, para difundir incertidumbre. Esas publicaciones a menudo imitaban el formato de los sitios de noticias para parecer creíbles.

No han faltado tampoco fotos realizadas con inteligencia artificial en las que el Papa aparecía en el lecho del hospital… ¡y con sotana  blanca! Lo más incómodo que podía imaginarse. 

Una foto con doble mensaje

Se entiende así el motivo por el que el Vaticano publicó el 16 de marzo la foto en la que el Papa se encuentra sentado en la capilla del Gemelli. El enfoque del fotógrafo es de perfil de tres cuartos.

Con esta imagen, el equipo de comunicación del Vaticano lanzaba dos mensajes. Por una parte, confirmaba que el Papa avanza en su recuperación, aunque evitaba desvelar plenamente el rostro, como un gesto de respeto con el paciente convaleciente, que todavía padecía en ese momento dificultades respiratorias.

Por otro lado, la mirada del pontífice está puesta en el crucifijo: una manera elocuente de mostrar el sentido de su vida y el sentido de su ministerio como obispo de Roma. Así lo testimonia también el alba y la estola cuaresmal. Religión Confidencial ha podido saber que esa foto se sacó por sugerencia del mismo Papa. Una manera de explicar al mundo, sin palabras, el sentido último de todo creyente.

 

 

 

 

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