Lo que esconde el sorprendente auge de bautismos de adultos en Francia
Hablan los números En contraste con un brutal proceso de secularización El testimonio de Anaë “No es un fenómeno aislado” Influencia de las redes sociales y los influencers Se trata de un fenómeno que rompe records cada año. Estas personas comienzan con frecuencia su camino de fe en las redes sociales, siguiendo a influencers. En […]

Hablan los números

En contraste con un brutal proceso de secularización

El testimonio de Anaë

“No es un fenómeno aislado”

Influencia de las redes sociales y los influencers

Se trata de un fenómeno que rompe records cada año. Estas personas comienzan con frecuencia su camino de fe en las redes sociales, siguiendo a influencers.

En el corazón de una Francia marcada por una profunda secularización, la noticia ha sido recogida por muchos medios informativos del país al iniciar la Semana Santa: en la vigilia de Pascua de este año se batirá el récord de bautismos de adultos en la Iglesia católica.

Según ha revelado un detallado informe recién publicado por la Conferencia Episcopal Francesa, estamos hablando de 10.384 adultos y de más de 7.400 adolescentes de entre 11 y 17 años. Supone un aumento del 45 % en el caso de los adultos en comparación con el año 2024. En este enlace se visualiza el gráfico. 

Estos resultados son los más altos registrados por el episcopado francés desde que hiciera públicos estos datos, hace más de veinte años (en 2002).

Hablan los números

Según los datos publicados, la mayoría de los adultos que piden entrar en la Iglesia católica (los así llamados “catecúmenos”) son jóvenes entre 18 y 25 años. Esta categoría representa actualmente el 42% de los catecúmenos. Sigue, después, el grupo de personas entre 26 y 40 años, que constituye el 39%. Los catecúmenos cuya edad oscila entre los 41 y 65 años representan el 18%, mientras que los que han  superado los 65 años constituyen el 1%.

El 63% de los nuevos bautizados son mujeres, mientras que el  37% varones; el 74% proceden de ciudades, mientras que el 26% viene de zonas rurales.

El 52% de los catecúmenos nació en una familia cuyos dos padres eran de antigua tradición cristiana, pero que no habían bautizado a sus hijos. El 4% es de origen musulmán, el 0,3% judío, el 1%  budista o hinduista. Del 37% se desconoce si, en su origen, tuvo contacto con alguna religión o simplemente ha carecido del mismo.

El origen social y profesión de los catecúmenos son transversales. A pesar del aumento de estudiantes, el 27% de los nuevos adultos bautizados, el perfil socio-profesional de los catecúmenos muestra una fuerte presencia de personas de ambientes populares. Los obreros, técnicos y empleados constituyen el grupo mayoritario con un 36%. Otros grupos como profesores, directivos (13%), profesiones liberales (8%), demandantes de empleo (4%) y jubilados (2%) también forman parte de los nuevos hijos de la Iglesia.

En contraste con un brutal proceso de secularización

Si queremos  hacer un análisis completo, es necesario enmarcar estos números con el brutal proceso de secularización que está viviendo en estos últimos años Francia. Basta pensar, que en el año 2000 en el país se registraron 401.054 bautismos, mientras que en 2022 fueron 184.566. Una reducción que ha superado la mitad.

El descenso del número de parejas que se unieron en el sacramento del matrimonio en Francia fue mucho más fuerte en ese mismo período de tiempo. En el año 2000, 122.580 parejas se casaron por la Iglesia; en 2022 fueron tan sólo 39.552, y para los años sucesivos se espera que este descenso siga siendo marcado.

Otro síntoma de la secularización: en el año 2000 se ordenaron 143 sacerdotes; en 2022 tan sólo 78. En ese mismo período en Francia el número de religiosas disminuyó de 48.499 a tan sólo 19.204.

Bautismo de una mujer adulta.

El testimonio de Anaë

Un testimonio típico del perfil de catecúmeno lo ofrece en la página web de la Conferencia Episcopal francesa Anaë Delion, quien pronto cumplirá 20 años, y será bautizada el 19 de abril.

“A primera vista –explica–, se podría decir que viví una infancia y una adolescencia normales. Sin embargo, mi vida de niña y joven estuvo marcada por mucha violencia, así como por las adicciones de mi madre. Todo esto, creo, perjudicó mi desarrollo y mi realización, porque muy joven caí en un estado depresivo que me provocaba muchas ideas negras y un profundo malestar. A partir de los 12 años, comencé a querer poner fin a mi vida”.

Anaë explica que con el pasar del tiempo “busqué consuelo en las noches de alcohol, las drogas, las relaciones... Al provenir de una familia atea y muy alejada de la religión, nunca tuve ni un entorno cristiano ni una educación religiosa. Mi primer contacto con el cristianismo tuvo lugar en enero de 2022. En ese momento, dejé de levantarme por las mañanas de la cama, nada me animaba, pasaba los días deprimida. Entonces oí hablar de la Cuaresma. Sin entender por qué, en ese preciso momento, sentí como una fuerza en mi corazón que me empujaba a informarme sobre lo que era. Quería saberlo todo”.

“Más tarde me di cuenta de que mi corazón en realidad buscaba conocer a Dios –reconoce ahora–. Dos meses después, el 2 de marzo de 2022, comencé mi primera Cuaresma. Desde ese día, nunca he dejado al Señor. Fui a mis primeras misas sola, sin saber muy bien qué hacer ni lo que representaba. Y debo admitir que no siempre fue muy fácil, a veces incluso muy desalentador”.

“Empecé el catecumenado hace año y medio y esto me ha permitido conocer a personas maravillosas, crear una nueva familia y, sobre todo, por primera vez, sentirme realmente en mi lugar . Dios vino a buscarme cuando estaba en mi punto más bajo, cuando no tenía ni idea de quién era Él. Escuchar hablar de la Cuaresma y querer aprenderlo todo, conocerlo todo, me dio realmente una razón para vivir, una razón para levantarme de la cama por la mañana. Hoy me enorgullece decirles que Dios me ha salvado”, concluye Anaë.

“No es un fenómeno aislado”

Monseñor Olivier de Germay, arzobispo de Lyon y referente para el Catecumenado en la Comisión episcopal para la Iniciación a la vida cristiana, explica que estos números muestran cómo el aumento de catecúmenos, adultos y jóvenes, “no es un fenómeno aislado”.

“Más allá de las cifras, que ya son significativas en sí mismas, se trata de interpretar esta señal que viene del cielo. Ciertamente, nos falta perspectiva para ello, pero, a simple vista podemos ver en ello un estímulo del Señor que nos recuerda que Él es el Maestro de la misión, que es Él quien atrae hacia sí, toca los corazones y se revela”, añade el prelado.

Sin embargo, sigue diciendo el primado de las Galias, “no pensemos demasiado rápido que todo esto se ha hecho sin nosotros. Las cartas de los catecúmenos muestran bien la diversidad de mediaciones por las que ha pasado el Señor. Una cosa es segura en cualquier caso: el gran desafío que se nos presenta ahora es hacerlos discípulos. No se trata simplemente de pensar en métodos para ‘mantenerlos’ en la Iglesia después del bautismo. Nuestras comunidades parroquiales en su totalidad deben tomar conciencia de esta misión colectiva y poner en marcha procesos de incorporación, antes y después del bautismo”.

Influencia de las redes sociales y los influencers

El sacerdote Jean-Baptiste Siboulet, capellán de universitarios de la diócesis de Nantes, constata en un comentario de presentación del estudio publicado por el episcopado que con frecuencia el camino de los catecúmenos comienza en las redes sociales.

El semanario Famille Chrétienne y el portal en francés de Aleteia han publicado un sondeo realizado entre los catecúmenos en el que se constata que el 78% de los entrevistados considera que las redes sociales han desempeñado un papel en el descubrimiento y profundización de su fe. Para el 46% este papel ha sido “muy importante”.

El sondeo revela que el 84% de los catecúmenos sigue a algún influencer cristiano en las redes sociales que les inspira en su fe. El 58% sigue a estos influencers de manera muy regular, el 26% de vez en cuando.

Estos influencers tendrán ahora un papel importante para acompañar la vida cristiana de estos neófitos.

 

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