El prefecto del Dicasterio para los Obispos recuerda al Papa Francisco, a quien conoció cuando era arzobispo de Buenos Aires y entabló con él una amistad que se consolidó a lo largo de los años, especialmente en los dos últimos del cardenal en la Curia. Era "un hombre que quería vivir el Evangelio con autenticidad, con coherencia", subraya el cardenal agustino, y entre sus enseñanzas más preciadas destaca su deseo de "una Iglesia pobre, que camina con los pobres, que sirve a los pobres".