La segunda fórmula de juramento
La oración para desbloquear un cónclave
No hay juramento más solemne que el que pronuncian los cardenales en el cónclave de elección del próximo Papa. Publicamos la fórmula que proclamarán los purpurados tanto al inicio del cónclave como en el momento en el que cada uno deposita su voto con el nombre de su elegido.
Este miércoles 7 de mayo los 133 cardenales electores entrarán en la Capilla Sixtina para dar inicio al cónclave de elección del sucesor del apóstol Pedro.
El acto comenzará con las letanías de los santos, las preces por la Iglesia y la oración en latín al Espíritu Santo, “Veni Sancte Spiritus”.
Presidido por Pietro Parolin
El acto será presidido por el cardenal Pietro Parolin, pues el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años, no puede participar en el cónclave por motivos de edad. Según las normas establecidas, cuando el decano no puede participar, la presidencia recae en el cardenal obispo elector de mayor precedencia, que en este caso es Parolin.
Después de la oración al Espíritu Santo, los cardenales electores, en presencia de todos los que han participado en la procesión solemne hacia la Capilla Sixtina, pronuncian el juramento.
Cardenal Pietro Parolin.
Fórmula del juramento
El cardenal Parolin, de pie junto al altar, pronunciará en voz alta la siguiente fórmula de juramento:
“Nosotros, todos y cada uno de los cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice, prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, promulgada el 22 de febrero de 1996, y las modificaciones introducidas por el Motu Proprio Normas nonnullas del Sumo Pontífice Benedicto XVI, del 22 de febrero de 2013.
Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que cualquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Sumo Pontífice, se comprometerá a ejercer fielmente el munus petrinum de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender con firmeza los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede.
Sobre todo, prometemos y juramos guardar con la máxima fidelidad, y frente a todos —ya sean clérigos o laicos—, el secreto sobre todo lo que de cualquier forma se refiera a la elección del Romano Pontífice y a lo que suceda en el lugar de la elección, directa o indirectamente relacionado con el escrutinio; no violar de ningún modo este secreto, tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, salvo que se nos haya concedido una autorización explícita por parte del mismo Pontífice; de no prestar jamás apoyo o favor a ninguna interferencia, oposición u otra forma de intervención por parte de autoridades seculares de cualquier orden y rango, o de cualquier grupo de personas o individuos que quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice”.
"Extra omnes"
Después, los cardenales electores, según el orden de precedencia, prestan juramento con la siguiente fórmula:
“Y yo, N., cardenal N., prometo, me obligo y juro”.
Y poniendo la mano sobre el Evangelio, añaden:
“Que Dios me ayude y estos santos Evangelios que toco con mi mano”.
Cuando el último de los cardenales electores ha prestado juramento, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el italiano Diego Ravelli, pronuncia:
"Extra omnes"
Y todos los que no participan en el cónclave abandonan la Capilla Sixtina.
La segunda fórmula de juramento
Más tarde, en presencia únicamente de cardenales electores, tendrá lugar el momento del voto. En cada uno de los votos, cada cardenal elector, en orden de precedencia, después de haber escrito y doblado la ficha, mostrándola de manera visible, la lleva al altar de la Capilla Sixtina, en el cual se encuentran los escrutadores y sobre el cual se encuentra una urna cubierta con un plato para recoger las fichas. Al llegar, el cardenal elector pronuncia la siguiente fórmula de juramento ante el Juicio Universal de Miguel Ángel
“Pongo por testigo a Cristo Señor,
que me juzgará,
de que mi voto es dado a aquel que,
según Dios, creo que debe ser elegido”.
La oración para desbloquear un cónclave
¿Qué pasa cuando las votaciones de los cardenales no atribuyen a un cardenal dos tercios de los votos y es necesario recurrir a nuevas votaciones en la Capilla Sixtina? En caso de repeticiones, la situación puede generar elevado estrés entre los participantes en el cónclave.
En este caso, el rito del cónclave, sugiere que el presidente del cónclave, en este caso el cardenal Pietro Parolin, pueda proponer a los cardenales recitar la oración del “Adsumus”. La lectura de esta plegaria permite comprender el espíritu que se vive ante el Juicio Final de Miguel Ángel.
“Estamos aquí ante ti, Espíritu Santo: sentimos el peso de nuestras debilidades, pero estamos todos reunidos en tu nombre; ven a nosotros, asístenos, desciende a nuestros corazones: enséñanos tú lo que debemos hacer, muéstranos tú el camino a seguir, cumple tú mismo lo que tú nos pides.
Sé tú solo quien sugiera y guíe nuestras decisiones, porque tú solo, con Dios Padre y con tu Hijo, tienes un nombre santo y glorioso.
No permitas que se vea perjudicada por nosotros la justicia, tú que amas el orden y la paz: que no nos desvíe la ignorancia, que no nos haga parciales la simpatía humana, que no nos influyan las personas: mantennos estrechamente unidos a ti con el don de tu gracia, para que seamos una sola cosa en ti y no nos apartemos de la verdad.
Haz que reunidos en tu santo nombre sepamos equilibrar firmeza y dulzura al mismo tiempo, para hacer todo en armonía contigo, esperando que por el fiel cumplimiento del deber se nos den en el futuro los premios eternos. Amén”.