"Cuando aceptó, fue como si hubiera sido hecho para él"
Reinterpretar Fiducia supplicans, pero no abolirla
Parolin: "Un aplauso muy largo y caluroso"
Agradecidos al Papa León XIV por haber aceptado
Dos días después de que el mundo conociera al nuevo Papa León XIV, se van revelando algunos detalles sobre el Cónclave.
"Cuando aceptó, fue como si hubiera sido hecho para él"
En una conferencia de prensa ofrecida por los siete cardenales norteamericanos este viernes en el Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, desvelaron algunos hechos que ocurrieron en el Cónclave.
“Miré a Bob ... y él tenía la cabeza entre las manos y yo rezaba por él, porque no podía imaginar qué le sucede a un ser humano cuando se enfrenta a algo así”. Quien así habla es el cardenal elector Joseph Tobin, de Newark, Nueva Jersey. Esto se produjo cuando el cardenal Robert Francis Prevost había conseguido una mayoría abrumadora en la Capilla Sixtina.
“Y luego, cuando aceptó, fue como si hubiera sido hecho para él”, resalta.
"Un ciudadano del mundo"
Por su parte, el cardenal Timothy Dolan, de Nueva York, que según los medios italianos ha sido el uno de los artífices en el Cónclave para impulsar la candidatura de Prevost, ha señalado que “El papa León XIV es un ciudadano del mundo”, minimizando la importancia del país de donde proviene.
También el cardenal Robert Walter McElroy, arzobispo de Washington, describió la atmósfera de recogimiento espiritual desde el inicio del cónclave, con la Letanía de los Santos resonando en la Capilla Sixtina y la imponente imagen del “Juicio Final” de Miguel Ángel como telón de fondo.“Toda sensación de división desapareció; mirábamos al alma de cada uno, pensando en quién podría ser el vicario de Cristo”, recoge Infobae.
Mucho más de 100 votos
También cobran relevancia las declaraciones que ha realizado a la agencia ANSA, el cardenal arzobispo de Toamasina (Madagascar), Désiré Tsarahazana: León XIV “es un excelente Papa y obtuvo mucho más de 100 votos”.
Y es que, según informa Vida Nueva, el cardenal Prevost podría haber abrazado casi los 89 votos antes del almuerzo del jueves, es decir, después de la tercera votación, con un ascenso imparable que se certificaría por la tarde. Esto podría significar que ya antes de la cuarta vocación, se hubiera preparado su discurso como luego leyó.
"Hubo una inmensa unanimidad"
También en cardenal y arzobispo de Argel, Jean-Paul Vesco, ha hecho unas declaraciones muy emotivas: "Hubo una inmensa unanimidad, una inmensa alegría. Tiene detrás a todo el colegio cardenalicio. Tenemos un buen Papa, un muy buen Papa. Estoy muy, muy feliz, como todo el colegio de cardenales", ha asegurado Jean-Paul Vesco en una entrevista a ''Le Figaro'.
También dijo que el cónclave fue rápido porque el Espíritu Santo "estuvo en acción". "Durante las congregaciones generales se expresaron las diferencias y luego, muy pronto, llegó el tiempo de la unidad".
"Fuimos unánimes. No era necesariamente algo asegurado de antemano. Pero ví alinearse los planetas durante el cónclave, sin que necesariamente se intercambiaran palabras. Es un hombre que tiene un capital de experiencia absolutamente colosal. Es un religioso", expresó el cardenal.
Reinterpretar Fiducia supplicans, pero no abolirla
Otro de los cardenales que ha hablado es Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxeumbrugo. En una entrevista a Avvenire, ha asegurado que no han elegido un Papa anti-Trump y explica que el que el cónclave fuera breve se debe a "la unidad de la Iglesia".
"León XIV en continuidad con Francisco, pero también tiene algunos rasgos del Papa Benedicto en su enfoque. Y quiere una reconciliación eclesial pero no a través de elementos externos como algunos imaginan: por ejemplo, con la elección de vivir o no en el Palacio Apostólico o con la vestimenta. Él sabe que la Iglesia no es sinónimo de uniformidad. Lo que importa es que la polarización del mundo no contagie a la Iglesia. Porque en la Iglesia todos somos discípulos de Cristo. Si algo se vuelve más importante, significa que nos hemos distanciado del Señor".
A la pregunta de sobre la Fiducia supplicans (la bendiciones para las parejas “irregulares”) Hollerich se plantea la hipótesis de que el nuevo Papa podría reinterpretarla pero no abolirla. Además, la Iglesia no pretende equiparar las uniones entre personas del mismo sexo con el matrimonio. Y de hecho la declaración enfatiza el hecho de que cada persona es bendecida por Dios.
El cardenal Parolin, último a la derecha, sonriente, durante el saludo del Papa León XIV.
Parolin: "Un aplauso muy largo y caluroso"
Destaca también el testimonio que ha escrito el cardenal Pietro Parolin en el diario Il Giornale di Vicenza uno de los favoritos según todas las quinielas, quien para él ha vivido una fuerte y apasionante experiencia del Cónclave.
Por su interés, reproducimos íntegramente el testimonio:
Todavía “fresco” por la fuerte y apasionante experiencia del Cónclave, respondo con gusto a la petición del Giornale di Vicenza de escribir un comentario sobre la elección del Papa León XIV, el cardenal Robert Francis Prevost, OSA.
Más que un comentario, es un breve testimonio que me permito ofrecer, a partir de la alegría de que en tan poco tiempo la Iglesia universal haya encontrado a su Pastor, el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, después de la enfermedad y muerte del Papa Francisco, que tuvo la paciencia de mantenerme como su Secretario de Estado durante casi 12 años.
Creemos firmemente que, a través de la acción de los cardenales electores –también a través de su humanidad–, es el Espíritu Santo quien elige al hombre destinado a guiar la Iglesia. Técnicamente se trata de una elección, pero lo que sucede en la Capilla Sixtina bajo la mirada de Cristo Juez renueva lo que sucedió en los inicios de la Iglesia cuando se trató de reconstituir el colegio apostólico tras la dolorosa deserción de Judas Iscariote. Luego los Apóstoles oraron para que el Señor, que conoce el corazón de todos, les mostrara quién era el designado (cf. Hch 12,25).
Agradecidos al Papa León XIV por haber aceptado
Este misterio se ha repetido en estos días y estamos inmensamente agradecidos al Señor que no abandona a la Iglesia, su esposa amada, sino que le provee de Pastores según su corazón. Y estamos inmensamente agradecidos al Papa León XIV por haber aceptado la llamada del Señor a amarlo «más que éstos» y a seguirlo, a apacentar sus ovejas y sus corderos como Jesús pidió a Pedro en el pasaje evangélico que leímos el domingo pasado (21,15ss).
Creo que no revelo ningún secreto si escribo que a aquel “Acepto” que lo convirtió en el 267º Papa de la Iglesia Católica le siguió un aplauso muy largo y caluroso. Lo que más me impresionó de él fue la serenidad que brillaba en su rostro en momentos tan intensos y, en cierto sentido, “dramáticos”, porque cambian por completo la vida de un hombre. Nunca perdió su dulce sonrisa, aunque, me imagino, era muy consciente de los numerosos y nada sencillos problemas que la Iglesia debe afrontar hoy. Habíamos hablado de ello largamente durante las Congregaciones de Cardenales que precedieron al Cónclave, donde cada uno de los participantes –cardenales electores y no electores– pudieron presentar el rostro del catolicismo en sus respectivos países, los desafíos que le esperan y las perspectivas para el futuro.
Calma en la argumentación
Y puesto que la Iglesia, siguiendo a su Señor, se encarna profundamente en la historia de los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todas las latitudes, el nuevo Papa es muy consciente de los problemas del mundo actual, como lo demostró desde sus primeras palabras en la Logia de San Pedro, refiriéndose inmediatamente a la paz "desarmada y desarmante".
Siempre he experimentado esta serenidad en el cardenal Prevost, a quien tuve la oportunidad de conocer al inicio de mi servicio como Secretario de Estado para un tema espinoso concerniente a la Iglesia en Perú, donde era obispo de la diócesis de Chiclayo. Luego tuve la oportunidad de colaborar directamente con él en los últimos dos años, después de que el Papa Francisco lo llamara a Roma y lo pusiera a cargo del Dicasterio para los Obispos. Pude experimentar en él el conocimiento de las situaciones y de las personas, la calma en la argumentación, el equilibrio en la propuesta de soluciones, el respeto, la atención y el amor hacia todos.
Creo que el Papa León XIV, además de la gracia del Señor, encontrará en su gran experiencia de religioso y pastor, así como en el ejemplo, enseñanza y espiritualidad del gran Padre Agustín – a quien citó en sus primeras palabras – los recursos para llevar a cabo con eficacia el ministerio que el Señor le ha confiado, para el bien de la Iglesia y de toda la humanidad.
Estamos cerca de él con nuestro afecto, nuestra obediencia y nuestras oraciones.