Durante los años en que Robert Francis Prevost estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora de Monserrat en la ciudad peruana de Trujillo, su dedicación a los jóvenes generó conversiones y transformaciones. David Carranza, entonces un integrante del grupo juvenil, recuerda: “Su forma de predicar nos hacía sentir que Cristo realmente estaba presente entre nosotros. No era solo un sacerdote, era un auténtico pastor”.