La celebración del 18 de mayo marca oficialmente el comienzo del Pontificado de León XIV, y es una ceremonia solemne. Este rito destaca el vínculo con el Apóstol Pedro y su martirio, que dio origen a la Iglesia de Roma, subrayando, además, el significado de las insignias episcopales "petrinas" que se le imponen al Papa: el Palio y el Anillo del Pescador.