¿Qué influencia quiere la Iglesia?
Demostrar que el cristianismo está vivo
El cristianismo y las sociedades tolerantes
Hay varias cuestiones que están en el trasfondo de este interesante libro a las que el autor quiere dar respuesta.
¿Qué influencia quiere la Iglesia?
La primera hace referencia a una serie de afirmaciones que encontramos muy pronto: “El discurso cristiano ha dejado de ser atractivo para los pensadores e intelectuales de Occidente”. “La influencia de la Iglesia ha descendido considerablemente tanto en la política como en el ámbito de la educación” ¿Por qué? ¿Es así? ¿Qué influencia quiere la Iglesia?
En una cultura socio-históricamente católica no son pocos los coetáneos que tienen una imagen del cristianismo que, en la mayoría de los casos, está distorsionada. Son aquellos que consideran que esta religión forma parte de la raíz de nuestra cultura, de occidente, pero que no tiene nada que decir interesante para su forma de vida. Hablamos de una raíz que se ha secado y se ha convertido en una reliquia.
Hay también quienes ya han nacido en un contexto social y familiar en el que el cristianismo les parece una forma exótica de vida. No es que tengan una imagen reduccionista, es que ni les preocupa la dimensión religiosa de su vida, entre otras razones porque tienen suficiente con el paradigma cientificista y con la cultura del ocio y el entretenimiento.
Demostrar que el cristianismo está vivo
Desde el punto de vista social y político, hay quienes, además, consideran que el cristianismo es una religión, que se sustancia en una moral. En su naturaleza está el imponerle a los demás lo que tienen que pensar, cómo se tienen que comportar, incluso una política que no pocas veces está encaminada a amargarle la vida a las personas.
Demostrar que el cristianismo está vivo, que satisface las necesidades espirituales de la persona y que tiene mucho que decir, no es fácil. Demostrar que vivir como si Dios no existiese no es la forma más plena de la vida, no es fácil.
En la era secular, es mucho lo que puede aportar el cristianismo al debate social iluminando a los seres humanos desde su profunda espiritualidad del respeto.
Vivir como si Dios existiese
¿Qué pasaría si alguien propusiera, y demostrara, que ni las personas son más felices, ni las sociedades son más humanas, porque Dios no existe?
Que alguien demostrara que vivir, como si Dios existiese, no sólo acabaría con determinados problemas sociales y personales sino que haría posible una sociedad tolerante, solidaria, libre, que perdona y que comparte.
Pues el profesor Rafael Domingo Oslé, catedrático de Derecho Romano y prestigioso jurista, con una larga trayectoria de docencia e investigación en Estados Unidos, lo consigue con un libro que contiene una notable cantidad de referencias a pie de página, con una amplia bibliografía de múltiples disciplinas que avalan las afirmaciones que hace nuestro autor.
El cristianismo y las sociedades tolerantes
Lo que explica, incluso con un notable conocimiento de la teología y de la fenomenología e historia de las religiones, es que el cristianismo puede ayudar a configurar sociedades tolerantes, seculares y libres, basadas en el amor, la comunión y el don, que perdonan, que comparten y que contemplan.
Estamos, por tanto, ante una tarjeta de presentación del cristianismo en diálogo con las objeciones que le plantea el mundo contemporáneo.
Una nota final, la proliferación de autores citados, de todas las épocas, es muy interesante y también sorprendente en algunos casos como, por ejemplo, el de Raimundo Panikkar. Permite un segundo nivel ilustrativo de lectura de libro.
El sentido del cristianismo
Rafael Domingo Oslé
La esfera de los libros
El sentido del cristianismo.