La idea – surgida de la colaboración de académicos, entidades religiosas y laicas, y comunidades de la diáspora de los países más pobres del planeta – nació para hacer visibles las demandas y las historias de los países frágiles. El informe de este año, presentado esta semana en Roma, analiza los problemas que tienen en común veinte naciones – desde Afganistán y Burkina Faso, hasta Haití y Yemen – con el fin de devolver la atención global a las crisis olvidadas