Expresión de la fidelidad profunda
Este encuentro tan especial reunió a decenas de personas en él se compartieron experiencias, testimonios y un mensaje directo que busca reavivar la fe en tiempos inciertos.
En un clima de profunda oración y alegría compartida, la parroquia Santa María Micaela, en el distrito madrileño de Tetuán, fue escenario de la ultreya diocesana del movimiento de Cursillos de Cristiandad. Este encuentro anual, que reúne a miembros del movimiento de toda la diócesis, estuvo presidido por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
Comunidad fraterna
Según informó la Archidiócesis de Madrid, la jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía, concelebrada por el vicario episcopal de la Vicaría VIII, Ángel Camino, junto a una docena de sacerdotes vinculados al movimiento. La participación fue numerosa y, sobre todo, muy viva. Desde los cánticos hasta los gestos litúrgicos, todo transcurrió en un ambiente de comunidad fraterna.
En su homilía, el cardenal Cobo hizo una llamada clara y firme: “Hoy os llamo a ser apóstoles de esperanza y de alegría”. Tomando como referencia las palabras del consiliario diocesano, Pedro Pérez, quien expresó el deseo de ser “testigos de esperanza”, el arzobispo subrayó que “Jesús nunca nos prometió una vida fácil, Él lo que ha prometido es una vida fecunda”.
Expresión de la fidelidad profunda
Para el cardenal, la alegría cristiana no es una emoción pasajera, sino una expresión de la fidelidad profunda. “La alegría del Evangelio —afirmó— brota de la certeza de sabernos en las manos del Padre”. En este sentido, recordó las palabras del papa Francisco en Evangelii gaudium, instando a los cursillistas a no dejarse robar la alegría que nace de la evangelización, incluso cuando la vida se torna difícil.
El mensaje fue directo: la sociedad necesita creyentes que, aun en medio de la incertidumbre, confíen. “Hoy más que nunca, necesitamos cristianos que caminen con otros, que no se rindan, que anuncien con su vida la Buena Noticia”, afirmó el arzobispo.
La parroquia Santa María Micaela acogió en la tarde del viernes 30 de mayo la ultreya diocesana del movimiento de Cursillos de Cristiandad.
“Al servicio de los demás”
Tras la misa, la jornada continuó con testimonios de laicos y laicas que compartieron cómo viven en su día a día el lema del movimiento para este curso: “Al servicio de los demás” (1Pe 4,10). El cardenal escuchó con atención y luego tomó la palabra para agradecer ese compromiso visible en la vida concreta.
El presidente diocesano del movimiento, Juan Carlos Arcones, reafirmó su disponibilidad: “Estamos al servicio de la diócesis como movimiento de primer anuncio”. A lo que Cobo respondió reconociendo el valor evangelizador de los cursillos: “Un buen cursillista sirve en tres niveles: a quienes tiene al lado, en su parroquia y en la diócesis”.
Unidad de la iglesia
La ultreya culminó con una oración final en la que se pidió por la misión del movimiento, por los nuevos cursillistas, y por la unidad de la Iglesia. La presencia del cardenal no solo fue protocolaria, sino un gesto de comunión y respaldo al laicado comprometido en la evangelización cotidiana.
La Archidiócesis de Madrid valoró positivamente el encuentro, destacando que este tipo de iniciativas renuevan el espíritu misionero y consolidan vínculos entre movimientos y estructuras eclesiales. En palabras del propio Cobo, “la fe se transmite de corazón a corazón, y eso ocurre cuando hay alegría, servicio y testimonio”.