La idea del capellán de la casa de detención de Nuoro, en Cerdeña: hacer vivir a los internos los ejercicios espirituales, una de las obras más importantes de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Para llevar a cabo este sueño, se dirigió a los jesuitas de Cagliari, y el padre Carlo Manunza los guió: “Son la forma en que Dios nos muestra cómo encontrar la felicidad y la salvación”