La lucha feroz por el poder en la Iglesia católica
La personalidad del Papa Francisco
Contexto de las oposiciones y de los opositores
Prólogo del teólogo Rafael Aguirre Monasterio
Pedro Ontoso es un veterano periodista vasco que ha hecho prácticamente toda su carrera en el periódico “El Correo” de Bilbao, del que fue subdirector hasta 2017. Una de sus especialidades periodísticas ha sido la información sobre la Iglesia Católica. Otra, el mundo de ETA. Pertenece a la escuela periodística de la Residencia Azorín, que fundó el sacerdote y periodista Miguel de Unciti, en la que se formaron generaciones de periodistas de muy amplio espectro, pero todos ellos con el sello indeleble de Unciti.
La lucha feroz por el poder en la Iglesia católica
Después de su insuperable libro “Con la Biblia y a Parabellum. Cuando la Iglesia ponía un a vela a Dios y otra al diablo”, relacionado con su otro “ETA, yo te absuelvo”, ahora nos entrega este trabajo sobre el pontificado del Papa Francisco, que lleva el sorprendente subtítulo, entiendo que de gancho editorial, de “La lucha feroz por el poder en la Iglesia católica”.
La palabra complot tiene tres acepciones en el DRAE. La primera, “Conjuración o conspiración de carácter político o social”, por lo que le falta a la normativa académica añadir religiosa. En este sentido también nuestro autor habla de oposiciones políticas y económicas al pontificado. Segunda acepción: “Confabulación entre dos o más personas contra otra u otras”, y tercera, “Trama, intriga”.
Soy de los que piensan que para destacar el valor, incluso la singularidad, sobre la que debemos hablar, del pontificado del Papa Francisco no se necesitan complots, conspiraciones, tramas e intrigas.
La personalidad del Papa Francisco
El Papa Francisco, el 266 pontífice de la Iglesia católica, representó, un viento fresco, un vendaval de originalidad, de apertura hacia determinados ámbitos, horizontes, espacios, lenguajes, formas de traducir el Evangelio y la doctrina de la Iglesia.
Un papado, sobre el que poco a poco habrá que hacer la digestión, que no se entiende sin la personalidad del papa Francisco. Una personalidad única, singular, irrepetible, en la sede de Pedro.
Como todo papa tuvo sus aciertos y sus equivocaciones, sus defensores incluso acríticos como sus detractores, sus hermeneutas más o menos acertados y sus contradictores. Un papado corto en el tiempo, en comparación con otros papados, pero largo en el proceso histórico desde la evidencia aceleración de la historia que tiene que ver con nuestra percepción del tiempo.
Habría que pensar en un libro sobre los opositores y las oposiciones a los pontificados contemporáneos para ver la singularidad de los de papa Francisco.
Lo que ocurre es que estamos viviendo también un proceso histórico, y lo hemos palpado con la amplia cobertura de la muerte de Francisco, por cierto que se atisba en el libro pero a la que no llega, y con todo lo referido al cónclave, en el que se da la aplicación de categorías ajenas a la naturaleza de la Iglesia para analizar lo que pasa con lo que consiguen es proceso de amplificación o de disminución de la realidad.
Contexto de las oposiciones y de los opositores
Con una notable fuerza estilística, una maestría indudable a la hora de la narración y la descripción, en la que se combinan varios géneros, desde al análisis a la información, también al relato personal, con formas incluso de ficción fílmica, Ontoso nos introduce en el contexto de las oposiciones y de los opositores al Papa Francisco.
Es éste el aspecto que más destacaría del que me parece es una especie de primer balance publicado del pontificado del papa Francisco.
La notable capacidad para ofrecernos los contextos tanto mundial y eclesial a lo que lo que hizo y dijo el papa Francisco, que suponía una indudable voz profética. Y, por supuesto, las reacciones que se dieron a la forma en la que el Papa Francisco planteaba lo específico de su pontificado. Un síntesis bien trabada en la que aparecen datos, incluso de la misma historia del papado, que no deben ser obviados.
Sobre no los opositores al pontificado, lo interesante del libro es cuando aporta datos nuevos que no están en el imaginario común de nombres. En algunos casos quizá hubiera que haber matizado algo más, por ejemplo en lo referido al cardenal Pell, aclarando su final, o lo referido a los firmantes de los Dubia, entre otros al cardenal Cafarra, quien por cierto no era miembro del movimiento de Comunión y Liberación.
Historias del papado
Pedro Ontoso destaca un par de veces las historias del papado que le han ayudado en la redacción de este libro. La de John Julius Norwich, cuya edición en español fue un empeño personal del recordado Javier Marías, y la de Juan María Laboa, más escolar esta segunda que la primera, que es un primor literario.
Hay que agradecer a Ontoso que no se haya metido en teologías, aunque la pregunta es si determinadas cuestiones que aborda se pueden tratar sin meterse en teologías.
Y también que obvie la realidad española en relación con el papado de Francisco.
Prólogo del teólogo Rafael Aguirre Monasterio
En este sentido quisiera hacer una referencia al prólogo del libro, escrito por un teólogo, Rafael Aguirre Monasterio, al que admiro. Pero con esto no quiero decir que comparta todas sus afirmaciones.
Dice que: “El episcopado español, muy dividido y sin personalidades con empuje, no ha compartido, como conjunto, el espíritu renovador de Francisco. No parecieron mostrar mayor interés por el proceso sinodal, ni lo impulsaron ni valoraron su importancia. En mi opinión, la Iglesia española está adocenada, con una preocupación dominante por su reproducción institucional y con un clericalismo creciente”. Palabras que darían para un debate de muchas horas en las que, creo, hay afirmaciones que son más evidentes que otras.
Como en todo libro basado en infinidad de datos hay algunos que bailan. Por ejemplo, Marcel Lefebvre no era cardenal, solo arzobispo.
Sacerdocio femenino
Me quedo con lo que escribe, referido en este caso a la cuestión del sacerdocio femenino, que el Papa Francisco ni se planteó, por mucho que hubiera insistencias al respecto.
En la Iglesia, incluso un pontificado, todo tema “es un proceso de largo plazo, sin prisas, asumen los más paciente. Será una tarea para el sucesor. Son doce años de un pensamiento que ha revolucionado la Iglesia, abriéndose de puertas afuera, haciéndola más sensible a la ecología, a las familias, a los jóvenes, a las víctimas de la pederastia, a los homosexuales y a los agravios que sufren las personas de las periferias, los pobres, los inmigrantes y los refugiados.
Doce años de un papa que llegó con una misión reformadora (la organización de la curia y el perfil del Colegio cardenalicio, por ejemplo), que ha predicado y practicado con audacia evangélica”.
El complot contra el Papa
Pedro Ontoso
Arzalia
El complot contra el Papa.