Cardenal Nichols advierte: Algunos se sentirán “obligados a morir” tras el voto a favor de la eutanasia en Reino Unido
Presión para que se sientan obligados a morir  Alivio del sufrimiento y no facilitar la muerte  Un mensaje muy peligroso a los ancianos  Ignora las implicaciones sociales y morales Junto con líderes de otras confesiones religiosas, Nichols advierte de un giro histórico que puede socavar la protección de los más vulnerables, llevando a algunos a […]

Presión para que se sientan obligados a morir 

Alivio del sufrimiento y no facilitar la muerte 

Un mensaje muy peligroso a los ancianos 

Ignora las implicaciones sociales y morales

Junto con líderes de otras confesiones religiosas, Nichols advierte de un giro histórico que puede socavar la protección de los más vulnerables, llevando a algunos a sentirse obligados a morir.

El viernes pasado los diputados de la Cámara de los Comunes votaron a favor de legalizar el suicidio asistido para personas con enfermedades terminales por un margen de tan solo 23 votos.

Presión para que se sientan obligados a morir 

Esta decisión ha provocado una ola de reacciones en el ámbito religioso, encabezadas por el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales.

En declaraciones recogidas por el diario alemán Die Tagespost, el cardenal Nichols calificó el voto parlamentario como un “punto de inflexión en la historia de Gran Bretaña” y alertó del peligro de establecer el llamado “derecho a morir” como una opción legal, lo que podría transformarse, en la práctica, en una “presión sobre los más débiles para que sientan el deber de morir”.

Alivio del sufrimiento y no facilitar la muerte 

“La legislación propuesta cambia radicalmente la base sobre la que construimos la atención médica y la protección de la vida”, declaró Nichols. “El compromiso del Estado debería centrarse en el acompañamiento, el alivio del sufrimiento y los cuidados paliativos, no en la facilitación de la muerte”.

La preocupación del cardenal no es aislada. En una inusual muestra de unidad interreligiosa, los principales líderes religiosos del país han expresado su rechazo a la medida. En una carta abierta firmada por el propio Nichols, el Gran Rabino Ephraim Mirvis, la obispa anglicana de Londres Sarah Mullally, así como representantes de las comunidades musulmana, hindú y sij, se denuncia que esta legislación “pone en peligro la confianza de los ciudadanos vulnerables en el sistema sanitario y en sus familiares”.

Un mensaje muy peligroso a los ancianos 

“La legalización del suicidio asistido envía un mensaje muy peligroso a los ancianos, a los discapacitados y a los enfermos: que su vida ya no merece ser vivida”, afirma la misiva, en la que se exige al Gobierno una inversión decidida en cuidados paliativos universales y compasivos. “Necesitamos políticas que ayuden a vivir con dignidad, no a morir con rapidez”.

El proyecto de ley, impulsado por un grupo de diputados transversales, contempla la posibilidad de que una persona con una enfermedad terminal incurable y con una esperanza de vida inferior a seis meses pueda recibir asistencia médica para morir, bajo ciertas condiciones y supervisión judicial. Sus defensores argumentan que la norma permitirá aliviar el sufrimiento extremo de quienes ya no desean continuar viviendo.

Ignora las implicaciones sociales y morales

Sin embargo, para los líderes religiosos, esta visión individualista ignora las implicaciones sociales y morales del cambio legislativo. “Una sociedad que permite el suicidio asistido corre el riesgo de normalizar la idea de que algunas vidas ya no tienen valor”, advirtió el Gran Rabino Mirvis en un comunicado posterior. “Nuestro deber colectivo es proteger a los que no tienen voz”.

El debate sobre el suicidio asistido ha sido recurrente en la política británica durante los últimos años, pero nunca antes había contado con un apoyo tan amplio en la Cámara de los Comunes. Aun así, el proyecto debe pasar todavía por la Cámara de los Lores, donde se espera un escrutinio más riguroso y una fuerte presión por parte de sectores religiosos, médicos y asociaciones de pacientes.

Desde el ámbito católico, el cardenal Nichols concluyó su intervención con una apelación a la conciencia social: “El verdadero progreso no está en abrir la puerta a la muerte provocada, sino en comprometernos de forma real con una cultura del cuidado, la compasión y la solidaridad con los más frágiles”.

 

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