En un mensaje con ocasión de la solemnidad de San Juan Bautista, León XIV recuerda la importancia de discernir los signos del Espíritu para no caer en la mundanidad: «La supremacía de Dios – escribe el Papa – no puede venderse al poder de este mundo». Nos insta, pues, a recorrer el camino emprendido hacia una renovación que no es sólo «institucional, normativo: debe ser ante todo interior, espiritual».