Tiene la tarea de seguir el proceso de beatificación y canonización de los Siervos de Dios, asistiendo a los obispos de las diócesis a las que pertenecen en la investigación del martirio, las virtudes heroicas o la ofrenda de la vida y los milagros de un fiel católico. El prefecto del Dicasterio presenta entonces los decretos para la aprobación de las causas al Papa, para que este indique al candidato para la veneración de todos los fieles.