Cauce de la misericordia de Dios
Ejemplo para tantos sacerdotes
Desde 1945 vestía el hábito franciscano. Sus restos han sido velados en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya, donde vivía retirado desde 2007. El funeral se celebró ayer presidido por el arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva.
“Con la certeza de tanto bien realizado por el padre Dri en nuestra Arquidiócesis de Buenos Aires —dice una nota oficial— acompañamos a su familia religiosa y a todos sus seres queridos en este momento de profundo dolor, pero al mismo tiempo de esperanza en el Señor”.
Con motivo de su fallecimiento, el sacerdote Pedro María Reyes Vizcaino escribe una semblanza, colaborador de RC, escribe una semblanza sobre el capuchino que dedicó su vida al ministerio del sacramento del perdón.
La muerte de un confesor
Saltó a la prensa la noticia estos días del fallecimiento del cardenal Luis Pascual Dri, a los 98 años. Este no era muy conocido entre los periodistas, no asistió en Roma a las congregaciones generales del reciente periodo de sede vacante ni concedió entrevistas pronosticando resultados del cónclave. Pero seguro que era uno de los cardenales más influyentes del Colegio, aunque de modo distinto a los demás. Su vida consistió en dedicarse al ministerio del sacramento del perdón, a lo que se entregaba con admirable celo. Tanto que seguía confesando a pesar de su avanzada edad casi hasta el último momento.
Entre sus penitentes se encontraba el cardenal Bergoglio, el cual, siendo Papa Francisco, lo creó Cardenal en 2023, quizá como homenaje a todos los sacerdotes que se dedican a administrar el sacramento de la penitencia.
Cauce de la misericordia de Dios
Ahí está su enorme influencia: y no porque la Providencia quiso que entre los que acudían a su confesionario, hubiera uno que llegó a ser el Papa, sino porque se sabía cauce de la misericordia de Dios. Decía de sí mismo:
«Yo no soy un sacerdote, un fraile de estudios. No tengo doctorados, no tengo nada. Pero la vida me enseñó mucho, la vida me marcó. Y como nací muy pobre, siento que siempre debo tener una palabra de misericordia, de ayuda, de cercanía para quien venga aquí. Nadie debe irse sintiendo que no fue comprendido, o que fue despreciado o rechazado».
Ejemplo para tantos sacerdotes
Pienso que su vida es un ejemplo para tantos sacerdotes: el cardenal Dri no fue misionero en lugares exóticos, ni se dedicó a hacer investigaciones en prestigiosas universidades, sino que pasaba muchas horas al día sentado en el estrecho espacio de su confesionario. Hacen falta sin duda sacerdotes que se dediquen a esas actividades, pero el pueblo cristiano también necesita encontrar con facilidad confesores dispuestos a escucharles y darles el perdón en nombre de Dios.
Quizá los sacerdotes que se dedican a esas actividades pueden contar narraciones interesantes que son auténticas aventuras, pero Dios premiará sin duda la entrega generosa al ministerio de la confesión, que es más escondido y menos aparente.
Dios quiera que el cardenal Dri haya recibido el premio a quien administra la misericordia de Dios con tanta generosidad.