El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino.
Santa María Goretti, virgen y mártir
A la pequeña María Goretti se le considera una mártir de la pureza, murió en el siglo XX defendiendo su castidad de un agresor que perdonó antes de morir. Al concluir su pena en la cárcel, se convirtió y reconcilió con la familia de la niña. Su fiesta es el 6 de julio.
“Una niña, buena como un ángel”: Los habitantes del pueblo donde vivió al preguntar por ella, se expresaban de esta manera. Mariíta, la segunda hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, vivió en Ferriere di Conca, en la provincia de Latina. Sus padres eran dos campesinos emigrados del pontino da Corinaldo, provincia de Ancona, con sus seis hijos, María Goretti nació allí el 16 de octubre de 1890.
Testimonio de la fe incluso en medio de las dificultades
La pequeña María era afable, generosa y pura de corazón, dedicada siempre a las tareas domésticas y cuidando sus hermanos más pequeños, mientras sus padres trabajaban sin descanso en el duro trabajo del campo. La fe, la continua oración, especialmente el Rosario acompañaban a la niña incluso cuando a los diez años perdió a su amado papá, debido a la malaria. El sufrimiento no debilitó la voluntad de Mariíta, más bien desde ese momento sintió que tenía que apoyar a su mamá que se quedó sola cuidando a la familia.
El deseo de recibir la Santa Comunión
Las precarias condiciones económicas empujaron a la familia Goretti a asociarse en el trabajo con la familia Serenelli que vivían en la misma granja, y que también ellos trabajaban en el campo propiedad del conde Mazzoleni. Mientras los Serenelli, padre e hijo, se dedicaban al cultivo y Assunta cuidaba a los niños, María se ocupaba de vender los huevos hasta Nettuno, preparaba las comidas de los campesinos y remendaba los vestidos. La intensa actividad cotidiana no apagó en la niña su deseo de orar, aunque no había estudiado, en 1902 con apenas once años, un año antes del previsto, pidió recibir el sacramento de la Comunión. Estaba dispuesta a renunciar horas de sueño con tal de poder participar en la misa dominical en Campomorto, distante varios kilómetros de su casa.
La cruz y el silencio
Su paz espiritual se vio turbada cuando desarrolló, y el joven Alejandro Serenelli, que María consideraba su hermano, se dio cuenta de su cambio de niña a mujer y comenzó a molestarla con morbosas atenciones. Alejandro la acosó varias veces, María puntualmente le decía que no ofendiera a Dios actuando de esta manera. El joven amenazó de muerte a María si lo denunciaba a la familia. El silencio fue una cruz pesada que comenzó a cargar, pero la niña no quería que empeoraran las relaciones entre ambas familias, que ya eran tensas por otros motivos. María encontró consuelo confiándose a la Virgen.
El martirio y la canonización
El 5 de julio de 1902 mientras las familias Serenelli y Goretti estaban trabajando en los campos y María estaba sola en casa, Alessandro la agredió intentando violarla. La niña le advirtió que lo que estaba haciendo Dios lo prohibía y que se iría al infierno, esperando así poder proteger su castidad. El joven ciego de la rabia, la apuñaló repetidamente con un punzón, hiriéndola mortalmente. Al día siguiente, antes de morir, la niña lo perdonó confiando a la Madre su íntimo deseo que también él la alcanzara en el Paraíso. El joven se convirtió en 1910, mientras estaba en la cárcel, y una vez que salió en 1928 pidió perdón a la madre Assunta Goretti. Pasó el resto de su vida como fraile y jardinero y portero de un convento de capuchinos en Macerata, donde falleció el 6 de mayo de 1970, a la edad de 87 años.
El papa Pío XII quiso que Maríita fuera proclamada santa el 24 de junio de 1940. Hoy día el santuario de la Virgen de las Gracias en Neptuno, que custodia sus restos mortales es una meta constante de peregrinaciones.
Beata María Teresa Ledóchowska, fundadora de las Hermanas Misioneras de s. Pedro Claver
Nacida en Austria en el seno de una noble familia polaca, María Teresa aprendió desde pequeña a seguir el camino de la santidad. El encuentro con las Franciscanas misioneras de María y con el cardenal Lavigerie le mostró el camino hacia África, que sufría aun la esclavitud.
"Debemos usar medios humanos, pero poner toda nuestra confianza en Dios. Mientras seamos pobres, Dios no nos hará faltar lo necesario; mientras observemos la pobreza, también tendremos las bendiciones del cielo".
Cuando se nace en familias santas, se puede pensar que se tiene el "camino allanado". La historia de María Teresa, sin embargo, desde este punto de vista es particular: nacida en 1863 en el sur de Austria, es una de los siete hijos que tuvo el conde de origen polaco Antonio Ledóchowski con una condesa suiza casada en segundas nupcias. Entre ellos, su hermano Vladimir será Superior General de los Jesuitas; su hermana Julia - María Úrsula después de los votos - fue canonizada por Juan Pablo II en 2003.
Una semilla que brota en el dolor
María Teresa creció tranquilamente en su numerosa y rica familia. Con un fuerte talento para la música y la pintura, participó en las clases del preceptor benedictino de sus hermanos mayores y luego se inscribió en la congregación mariana de las Damas Inglesas. La semilla fue sembrada, pero fue el dolor la que la hizo germinar. Contrajo viruela, y también sufrió una agresión en la calle. Es entonces cuando escucha la voz del Señor que resuena dentro de ella. Apenas se repone, se consagra con el voto de castidad, luego se convierte en terciaria franciscana, profundizando en particular la devoción a la Pasión del Señor. Pero no es suficiente para ella. Un día conoce a dos monjas misioneras franciscanas de María que buscan fondos para financiar sus misiones en la India.
La "madre de las misiones africanas"
La lectura de una conferencia del Cardenal Carlo Lavigerie, fundador de los Padres Blancos para la evangelización de África, será iluminadora para María Teresa. Poner su vida al servicio de la abolición de la esclavitud que aún existe en el continente será su misión. Inmediatamente comenzó a fundar cuatro comités contra la esclavitud en cuatro ciudades; luego compuso un drama, Zaida, para difundir la cultura de las terribles consecuencias que la esclavitud tiene sobre todo en la condición de la mujer, y luego fundó dos revistas: “El eco de África” para los adultos y “El muchacho negro” para los jóvenes, siempre con el objetivo de la sensibilización. Se dedica tan ardientemente a su vocación que es apodada "la loca de las misiones" y también se gana alguna antipatía.
La "vocación especial" necesita un nuevo instituto
El trabajo de María Teresa fue creciendo cada vez más y comenzó a cultivar en su corazón la idea de transformar todo lo que había hecho hasta entonces en un instituto religioso, también para dar mayor estabilidad a la obra. Va a Roma para exponer su idea a León XIII. Regresa a Salzburgo, donde alquila una casa y comienza a reunir a jóvenes bajo el auspicio de Pedro Claver; en 1897, el obispo aprueba el instituto. La congregación finalmente tiene una definición: apoyar económica y espiritualmente a los misioneros en África, a través de la oración y la adoración eucarística. En 1910 obtiene la aprobación de la Santa Sede. María Teresa continúa incansablemente sus viajes, continúa fundando nuevas casas y se ocupa de la educación de las novicias. En 1921 es golpeada por la malaria que la llevará a la muerte. De ella quedan más de ocho mil cartas en polaco, italiano, francés, inglés y alemán. Fue beatificada por Pablo VI en 1975.
Beato Benito XI, papa
Niccolò Boccasini de Treviso se convirtió en Papa con el nombre de Benedicto XI en 1303. Se distinguió en la Orden Dominicana de Predicadores por haber obtenido la difícil tregua entre Francia e Inglaterra. Una vez Papa, se trasladó de Roma a Perugia para dedicarse completamente a la Iglesia.
Otros santos y beatos del día
Santa Dominica de Tropea
Beata Nazaria Ignacia
San Goar
Beato Agustín José Desgardin
Santa Ciriaca de Nicomedia
San Justo de Condat
Santa Monena
San Paladio de Escocia
San Pedro Wang Zuolong
San Rómulo de Fiésole
San Sísoes de Egipto
Beata Susana Águeda y compañeras
Beato Tomás Alfield