«La nuestra no es sólo una custodia de lugares santos, sino una presencia pastoral viva junto a los cristianos de esta tierra»: así se expresa el fraile franciscano que hizo su entrada oficial en Jerusalén en la iglesia de San Salvador. «La Custodia», afirma, «no es el custodio, sino la dedicación, el trabajo y los talentos de los más de 300 hermanos que la componen y la viven».