23 de julio: Santa Brígida de Suecia y compañeros de santidad
El calendario litúrgico de la Iglesia celebra hoy, 23 de julio, la memoria de varios santos que, desde diversas latitudes y épocas, iluminaron la vida cristiana con su testimonio de fe. Entre ellos destaca con fuerza el nombre de Santa Brígida de Suecia, una de las grandes místicas del siglo XIV, junto a otras figuras menos conocidas pero igualmente valiosas: San Juan Casiano, San Severo de Bizia y San Valeriano de Cimiez.
Santa Brígida de Suecia (1303-1373): mística, madre y fundadora
Nacida en el seno de una familia noble, Brígida fue una mujer que supo integrar de forma admirable su vocación familiar con una profunda espiritualidad. Casada desde joven con Ulf Gudmarsson, tuvo ocho hijos, entre ellos Santa Catalina de Suecia. Durante años vivió su vocación de esposa y madre con fidelidad, dedicando tiempo a la oración y al servicio a los más necesitados.
Tras enviudar, Brígida dio un giro radical a su vida: se trasladó a Roma, vivió con austeridad, se dedicó a la contemplación y a la actividad caritativa. Fue entonces cuando comenzó a recibir las famosas revelaciones de Cristo, que plasmaría por escrito y que tendrían una gran difusión en Europa. Sus "Revelaciones celestiales" están llenas de misticismo, pero también de una mirada crítica y valiente sobre los males de su tiempo, especialmente dentro de la Iglesia.
Brígida no temía denunciar la corrupción ni llamar a la conversión. Fundó la Orden del Santísimo Salvador, conocidas como las brigidinas, centradas en la vida monástica y el culto eucarístico. Fue canonizada en 1391 por el papa Bonifacio IX y es copatrona de Europa, junto a santa Catalina de Siena, Edith Stein y otros santos.
Su vida es un modelo de cómo una mujer, madre y viuda, puede transformar su dolor en intercesión y su oración en impulso reformador. Santa Brígida nos recuerda que la santidad no está reñida con las responsabilidades cotidianas, sino que precisamente en ellas puede florecer con fuerza.
San Juan Casiano (c. 360-435): puente entre Oriente y Occidente
Nacido en el área del Mar Negro, Juan Casiano se formó en el monacato oriental, especialmente en Egipto, donde conoció a los Padres del Desierto. Más tarde, viajó a Roma y finalmente se estableció en Marsella, donde fundó dos monasterios. Fue uno de los primeros en introducir el monacato oriental en Occidente, adaptándolo al contexto latino.
Sus dos obras más importantes, las "Instituciones" y las "Conferencias", fueron fuente de inspiración para San Benito, quien las incluyó en la Regla benedictina. Juan Casiano propuso una espiritualidad basada en el equilibrio entre la acción y la contemplación, la vida fraterna y la interioridad.
Aunque no fue canonizado oficialmente, su culto es antiguo y extendido, sobre todo en ambientes monásticos.
San Severo de Bizia (siglo IV): testimonio en tierra africana
San Severo fue obispo de Bizia, una ciudad del norte de África en tiempos del Imperio romano. Durante su episcopado, tuvo que enfrentar la persecución arriana, corriente herética que negaba la divinidad de Cristo. Severo fue exiliado por mantenerse fiel a la fe católica definida en el Concilio de Nicea (325), sufriendo el destierro con firmeza y resignación.
De su vida apenas se conservan más datos, pero la tradición le reconoce como un pastor valiente y defensor de la ortodoxia, digno de memoria en el martirologio.
San Valeriano de Cimiez (siglo IV): un obispo entre la paz y el crecimiento
San Valeriano fue obispo de Cimiez, una ciudad cercana a la actual Niza (Francia), en una época de consolidación del cristianismo tras la paz constantiniana. Se le recuerda por su vida austera, su celo pastoral y su entrega a la evangelización. Durante su episcopado, la comunidad cristiana creció notablemente en la región.
Aunque no fue mártir ni figura de gran renombre, su santidad radicó en su fidelidad callada al Evangelio y en su servicio como pastor humilde y cercano al pueblo.
Otros santos y beatos del día
Beato Basilio Hopko
Beato Cristino Gondek
Beata Juana de Orvieto