Desde hace meses, no entran alimentos ni medicamentos en el enclave palestino, mientras que falta electricidad y continúan los bombardeos. A las elevadas cifras de personas que han perdido la vida, de personas que aún se encuentran bajo los escombros, de personas que han resultado heridas y de personas que han quedado huérfanas, hay que añadir las muertes por hambre, igualmente elevadas y dolorosas.