Tres jóvenes de Tahití, Guam y Tonga cuentan a los medios de comunicación del Vaticano su peregrinación. Dan testimonio de la universalidad de la fe y del entusiasmo de haber venido a Roma, «donde vive nuestro Pastor, el Papa». Tocan el ukelele y los tambores en las liturgias, aportan mucha energía, pero «por lo demás, rezamos el mismo Padrenuestro y el Ave María. Sobre todo, amamos al mismo Dios y al mismo Jesucristo».