El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino.
Nuestra Señora de los Ángeles
La fiesta más destacada de este día es la de Nuestra Señora de los Ángeles, advocación mariana venerada desde el siglo IV, vinculada a la ermita de la Porciúncula en Asís, donde Francisco de Asís recibió la indulgencia plenaria otorgada por el papa Honorio III el 2 de agosto de 1215. Esta festividad se celebra también en Costa Rica, donde la imagen descubierta en Cartago en 1635, conocida como la “negrita”, fue declarada patrona del país y su festividad nacional el mismo día. La Virgen María bajo este título es reconocida como Reina y Señora de los Ángeles, símbolo de protección celestial.
San Pedro Juliano Eymard, fundador de los Sacramentinos
San Pedro Julián Eymard, Apóstol de la Eucaristía, es recordado cada año por la Iglesia el 2 de agosto. Fundador de los sacramentinos e inspirador de los Congresos eucarísticos, este santo hizo del amor por Cristo, contemplado en el altar, el centro de su vida.
La Eucaristía como un despertar espiritual
"Siempre he reflexionado sobre los remedios de la indiferencia universal que se apodera de tantos hombres, y solo encuentro uno: la Eucaristía, el amor a Jesús Eucarístico. La pérdida de la fe proviene de la pérdida del amor". Con estas palabras el sacerdote francés Pedro Julián Eymard, animado por el deseo de generar el despertar espiritual de Europa, explicaba a mediados del siglo XIX, la profunda convicción de que sólo en el culto eucarístico residía la clave para la renovación de la vida cristiana y la formación de laicos y consagrados.
Siempre dedicado al Santísimo Sacramento
Por otro lado, la devoción al Santísimo Sacramento siempre acompañó su crecimiento espiritual; ya desde niño, en el día de la primera comunión, maduraba en su corazón el deseo de convertirse en sacerdote.
Nació en La Mure d'Isère, en la diócesis de Grenoble, el 4 de febrero de 1811. Fue el último de diez hermanos, ocho de los cuales murieron siendo aún niños. Debido a su frágil estado de salud pronto tuvo que abandonar el deseo de irse de misión. Su vocación religiosa, a la cual se oponía firmemente su padre, se vio al fin encauzada cuando con 20 años ingresó al seminario, donde recibió su formación y fue ordenado sacerdote en 1834.
Primero como sacerdote diocesano, y luego desde 1839 como miembro de la recién formada Congregación de Padres Maristas en Lyon, este Santo se sentía fuertemente atraído por la contemplación del amor de Dios, “escondido especialmente en la Eucaristía”.
Los sacramentos
La adoración era para el Padre Eymard más que una mera contemplación: constituía el motor y el alma de toda obra de caridad con los pobres en los suburbios de París, así como con sacerdotes ancianos o en dificultad.
Impulsado por esta convicción, fundó con Margarita Guillot las Esclavas del Santísimo Sacramento, y posteriormente, dio vida a la Asociación de sacerdotes adoradores, así como la Agregación del Santísimo Sacramento para los laicos y comprometidos en el apostolado a través de la predicación, la dirección espiritual y la obra de las primeras comuniones de adultos y jóvenes trabajadores.
La centralidad de la Misa
El punto central en la vida de cada cristiano y el origen de cada acción tenía que ser la celebración de la Eucaristía: por ello, el padre Pedro Julián, que siempre defendió el rito romano, en lugar del galicano, fue un incansable defensor de la participación frecuente en la misa.
Estar en la presencia de Dios contemplado en la hostia consagrada trascendía, según el sacerdote, toda forma de intimismo proyectando al adorador a la vida activa. Esta dimensión social de la Eucaristía fue sellada en el texto de Le Trés Saint Sacrement:
"La adoración al Santísimo Sacramento expuesto es necesaria para despertar la fe adormentada de muchos hombres de bien. (...) La sociedad muere porque ya no tiene un centro de verdad y caridad, ya no tiene vida familiar. Todo el mundo se aísla, se concentra en sí mismo, quiere ser autosuficiente; la disolución es inminente. Pero la sociedad - escribe el padre Pedro Julián - renacerá lleno de vigor cuando todos sus miembros vengan y se reúnan alrededor de nuestro Emanuel".
Recordado como "el apóstol de la Eucaristía", Pedro Julián Eymard murió en su tierra natal con tan sólo 57 años, el 1 de agosto de 1868, debilitado por varias dolencias de su cuerpo y marcado, en los últimos años, por dificultades de todo tipo, pero manteniendo siempre el equilibrio de su espíritu. El Papa Pío XI lo beatificó en 1925 y Juan XXIII lo canonizó en 1962.
San Betario de Carnuto
Obispo en la región de Carnuto (hoy Chartres, Francia) en el siglo VII, San Betario dedicó su vida a consolidar la fe durante la época merovingia. Es recordado por su defensa de la unidad eclesial y la formación de comunidades cristianas estables.
Santa Centolla mártir
Mártir hispana del siglo temprano, Santa Centolla fue asesinada por su fe en la región cercana a Burgos. Es venerada por su testimonio valiente, aunque se conservan pocos datos históricos precisos.
San Esteban I, papa y mártir
Papa en el siglo III, San Esteban I es recordado por prohibir el rebautismo de herejes que volvían a la Iglesia, defendiendo que el bautismo es único e irrepetible. Según la tradición, sufrió martirio por su firme adhesión doctrinal.
San Eusebio de Vercelli
Primer obispo de Vercelli (Liguria) tras el Concilio de Nicea, fue un defensor del Credo niceno frente al arrianismo. Por ello fue exiliado por el emperador Constancio, pero regresó para restituir la plena doctrina católica en su diócesis. Murió en el siglo IV tras un ministerio fiel.
San Máximo de Padua
Obispo de Padua en el siglo IV, se le considera sucesor de san Prosdócimo. Participó en la difusión del cristianismo en la región de Venecia, viviendo una vida de servicio pastoral y constancia en la fe.
San Pedro de Osma
Obispo de Osma (hoy Palencia), vivió en el siglo XII. Es conocido por su celo pastoral y dedicación a la evangelización en territorios recién incorporados al Reino de Castilla.
Otros santos y beatos del día
Beato Augusto Czartoryski
Beato Francisco Calvo Burillo
Beato Francisco Tomás Serer
Beata Juana Aza
San Sereno de Marsella