Pedro Pablo y Carmen Gloria Gonzálvez, un matrimonio de Murcia, rezaban por su hijo de quince años, hospitalizado en el Hospital Bambino Gesù por un linfoma grave, cuando vieron llegar inesperadamente al Papa. «Fue una señal de que Dios no me ha abandonado», afirma la madre. El padre, por su parte, se emociona con las palabras del Pontífice: «Estamos hechos para el cielo». Sus hermanos también se conmueven con el gesto del Pontífice, que ha fortalecido a toda la familia.