Desde 2008 en el país de Oriente Medio, las monjas viven en el pueblo rural de Azeir donde su monasterio está en construcción que, sin embargo, dice la superiora sor Marta Luisa, se ha convertido en un lugar de acogida y encuentro con la población local, cristianos y musulmanes: "Somos una comunidad contemplativa atenta a las necesidades de los que viven a nuestro alrededor. Aquí se necesitan muchas cosas, pero ante todo que el país, con sus dramas, no sea olvidado".