Tras el discurso a los diplomáticos en el que el Papa volvió a expresar su preocupación por el Mediterráneo, que describió como un cementerio a cielo abierto, el director del Instituto Católico del Mediterráneo de Marsella relata el trabajo de un grupo interreligioso de expertos y universitarios para pacificar los pueblos mediterráneos: "El diálogo es el lugar de Dios. La escucha, la acogida y la misericordia no son una utopía". En junio, una gran reunión en Palermo.