El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
El 27 de Noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella, había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:
"Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan".
Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y una voz dijo a Catalina: "Hay que hacer una medalla semejante a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen", y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.
El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros (El pan de los pobres).
San Virgilio, obispo de Salisburgo
Monje y abad en su Irlanda natal, Virgilio pasó la mayor parte de su vida en Salzburgo. Llamado allí como obispo por el rey de los Francos, Pipino el Breve, se dedicó con gran celo apostólico a la tarea de evangelizar y pacificar el recién conquistado Ducado de Baviera.
Virgilio, nacido en Irlanda en el 700 aproximadamente, fue nombrado obispo gracias a la influencia del rey de los Francos Pipino el Breve. Su tarea fue doble: religiosa y política. Por un lado se dedicó a evangelizar y por otro lado intentó pacificar el recién conquistado Ducado de Baviera. En su tierra natal, Virgilio había adquirido experiencia como monje hasta alcanzar el cargo de abad en un importante monasterio. Pasó la mayor parte de su vida episcopal en Carincia, en Salzburgo. Murió en Salisburgo, el 27 de noviembre de 784.
Su forzada obediencia al Papa Zacarías
Aunque era un hombre de gran cultura teológica y científica, su elección como obispo había sido influenciada sobre todo por razones políticas de parte del rey de los Francos y por ello, su nombramiento unilateral no encontró el consentimiento de san Bonifacio, que era el legado papal en Alemania, pues el rey además había nombrado obispo Virgilio sin haber consultado previamente al representante de la Santa Sede. Éste no fue el único motivo de fricción entre Bonifacio y Virgilio: también estaban divididos por diferentes interpretaciones respecto de nuevas teorías científicas en el campo de la cosmología.
Por ejemplo, Virgilio afirmaba la existencia de otras regiones en el hemisferio sur, desde el ecuador hasta la Antártida, pero tales teorías no era posible fundarlas en los textos de las Sagradas Escrituras y, como las implicaciones de los aspectos doctrinales y religiosos de tales hipótesis ponían en crisis la interpretación literal que se hacía en ese entonces de los textos sagrados, interpretaciones que suponían que los hijos de Adán fueran sólo los que se describían en los libros sagrados, el papa Zacarías le ordenó severamente que dejara de lado tales teorías bajo pena de serios castigos canónicos.
Virgilio forzosamente tuvo que obedecer al papa, sumisamente abandonó las disputas teológicas y se dedicó con celo a la organización de su diócesis. Fue incansable en la educación religiosa del pueblo y en la asistencia a los pobres. En 774 inauguró la primera catedral de la ciudad y la dedicó a su primer obispo, san Ruperto, trasladando allí sus reliquias en un altar de honor. Además, supervisó la fundación de numerosas abadías (la de San Cándido, por ejemplo) extendiendo su actividad misionera a Estiria y Panonia. Murió en 784, pero sólo en 1233 se reconoció oficialmente su santidad.
Otros santos y beatos
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San Basileo obispo
Santa Bilhildis
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San Primitivo
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Beato Bernardino de Fossa (Juan) Amici
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Beato Tomás Koteda Kiuni y sus diez compañeros mártires