A los medios vaticanos el testimonio del director de la Unidad Operativa de Enfermedades Infecciosas del equipo médico que atendió a Francisco durante su estancia en el Policlínico: «Supo cimentar nuestro grupo, un verdadero guía, en varias ocasiones nos regaló Rosarios de Tierra Santa porque siempre estaba preocupado por las necesidades de los demás, no sólo por su propia integridad física. Hasta el final, quiso lanzar su corazón por encima del obstáculo de su aliento hacia el aliento del mundo