A Gregorio X se debe la institución oficial del llamado «Cónclave», que prevé la elección del Papa en un lugar cerrado e inaccesible. La medida -de la que existe una copia en el Archivo Apostólico Vaticano- se hizo necesaria tras la elección más larga de la historia, que duró dos años y nueve meses: preveía incluso la reducción progresiva de las comidas y un recorte de los salarios de los cardenales hasta el nombramiento del Papa.