El pasado lunes 19 de mayo, la página web del Arzobispado de Madrid ilustraba unas declaraciones sobre el papa León XIV del agustino P. Ángel Camino Lamelas, omnipresente con razón durante estos días en los medios, vicario episcopal de la Vicaría VIII, con una foto que horas antes había circulado en los whatsapp por toda la diócesis madrileña.
En la foto, tomada según registro digital el domingo 18 de mayo, a las 19,19 en la terraza de la casa generalicia de los agustinos en Roma, figuran, entre otros, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid; monseñor Luis Marín de San Martín, subsecretario del Sínodo de los obispos y hombre clave ya en este pontificado; el P. Alejandro del Moral, general de la Orden, sucesor de Prevost; y el P. Domingo Amigo, provincial de España después del proceso de unificación de las provincias agustinas.
Entre los comentarios que circulaban por los móviles del clero de Madrid se leían cosas como “A quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, o “Que enfoquen a la terraza de la Compañía, allí están Sosa, Arana y Royón”…
Luis Marín de San Martín
Si hay una persona que ha tenido contacto con León XIV en los últimos años ha sido monseñor Luis Marín de San Martín, hasta tal punto de que en Roma se dice que comía la mayoría de los días con el hoy Papa.
Pocas horas después de anunciarse la elección pontificia, algunos medios colocaban a monseñor Marín de San Martín como Sustituto de la Secretaría de Estado, el número tres del Vaticano, algo inusual al no ser un obispo de carrera diplomática. Se publicó también que podría ser prefecto del Dicasterio de los Obispos, en sustitución de Prevost.
Anteayer, lunes, en la recepción de despedida del Nuncio en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza, las preguntas más comentadas entre los asistentes fueron dos: “¿Cómo afectará el nuevo pontificado a la Iglesia en España?” y ¿Quiénes serán ahora los hombres de León XIV en nuestro país?”.
Es pronto para sospechar cuál es la respuesta adecuada a la primera pregunta. En estos días, los medios de comunicación eclesiales han especulado sobre ella intentando ofrecer alguna respuesta.
La doble vía
Lo que parece claro es que León XIV es el papa de la normalidad institucional. Esto significa que la doble vía de trabajo y de información en la Iglesia que había asentado el Papa Francisco tiene los días contados.
La Secretaría de Estado volverá a ser la Secretaría del Papa, la sección primera volverá a pleno rendimiento sin interferencias constantes, y lo que se ha denominado la Curia paralela de Santa Marta se desmontará por sí misma.
Todo ello pese a que algunos de los habituales de esta Curia paralela se han prodigado en las horas siguientes a la elección del Papa en enviar sus fotos de encuentros privados con el pontífice después de la elección.
El C-9, la cúpula del Papa
Esto no quiere decir que el nuevo Papa no tenga personas de su confianza que le puedan ofrecer información si les pregunta. Pero no hasta el punto de consolidar un sistema que, en no pocas ocasiones entraba en conflicto con la normativa y las rutinas de trabajo de las instituciones eclesiales, como es el caso de las nunciaturas apostólicas.
Respecto a España, durante el pontificado del Papa Francisco, en el vértice de la cúpula de la relación con el Papa, al margen incluso de la Nunciatura, estaban el cardenal Juan José Omella, el cardenal Carlos Osoro, en la primera etapa, y el cardenal José Cobo después. Cardenales todos ellos creados por Francisco.
Otras informantes habituales eran los jesuitas Germana Arana y Elías Royón. A estos les acompañaba una pléyade de interlocutores habituales de las llamadas “del domingo por la tarde”, como se solían calificar estas relaciones. Ahí participaban desde políticos, periodistas, sacerdotes, religiosas y religiosas, miembros de institutos seculares femeninos…
Consejo de Cardenales septiembre 2018
Perfil bajo
El cardenal Juan José Omella, hoy arzobispo de Barcelona, del que se dice en Roma que su candidato era el cardenal Jean-Marc Aveline, ha sido el único que, después de haber sido elegido León XIV, ha comparecido en rueda de prensa ante los medios de comunicación, con unas declaraciones sensatas, pero con un trasfondo que parece evidente: esperemos que el Papa siga contando con los miembros del C-9, y por tanto, con el cardenal Omella.
El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, mantiene una privilegiada relación con León XIV, al ser el cardenal español miembro del Dicasterio que presidía el cardenal Prevost. De hecho, circuló por Madrid la especie de que había cenado con el nuevo Papa dos días después del final del Cónclave.
Sorprende sobremanera el perfil bajo que el cardenal Cobo ha mantenido después de la elección del Papa en los medios. Ni en su publicación, Alfa y Omega, ha desplegado en extenso su opinión sobre el nuevo Papa, más allá de una columna entre otras muchas personas. Tampoco lo ha hecho con grandes entrevistas a medios de referencia. Inteligencia estratégica se llama.
Nombramientos de obispos
El hecho de que los nombramientos últimos de obispos en España fueran producto de las dos vías paralelas, la del acceso directo al Papa y la decisión éste, y la del proceso canónico ordinario condicionado por esas circunstancias, con la intervención destacada del cardenal Cobo y de monseñor José Antonio Satué, ha producido, según fuentes consultadas por Religión Confidencial, que el cardenal Prevost tenga un conocimiento cierto de los miembros españoles del Dicasterio, el cardenal Cobo y el obispo de Teruel.
Esto incidirá, no sólo en los próximos nombramientos de candidatos, sino en las sensibilidades que se irán configurando en el seno de la Conferencia Episcopal de cara a próximas elecciones.
En la prensa se ha publicado además que León XIV había compartido grupo sinodal con el arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello. En las horas previas a la elección del pontífice, según ha podido saber Religión Confidencial, Argüello siempre apuntaba al cardenal Prevost.
Comisión de ayuda al Nuncio
No hay que descartar que, si se asienta de nuevo el canal institucional en un futuro, monseñor Argüello, que ha sido elegido por los obispos españoles en un ejercicio de colegialidad efectiva, ahora completado por la sinodalidad, juegue un papel más relevante que el que estaba teniendo hasta el presente, muchas veces limitado por los cortocircuitos.
En el momento en el que se produzca la aceptación de la renuncia del cardenal Omella, España se quedará con un solo cardenal en activo, el cardenal Cobo.
De una forma u otra, lo que está en entredicho es la función de la famosa Comisión de ayuda al Nuncio en el nombramiento de los obispos, una anomalía inédita en toda la Iglesia.
Nombramiento para España
No hay que descartar, según ya se comenta en Roma, que el nuevo prefecto del Dicasterio de los obispos que sustituya a Prevost tenga un conocimiento particular de la Iglesia en España, que necesita que se consolide un liderazgo eficaz.
Una de las primeras decisiones que tendrá que tomar León XIV es la ratificación del nombramiento del Nuncio en España.
Se ha dado la paradójica situación de que monseñor Bernardito Cleopas Auza, que pasa las últimas horas en nuestro país, fue destinado a la Unión Europea cuando aún no se había designado a su sucesor. Una decisión que en Secretaría de Estado parecía iba más lenta que la de un nuevo destino para monseñor Auza.
Esto implica que, aunque ya había nombres de legados pontificios para España sobre la mesa, la decisión deberá ser ratificada por el Papa dentro de lo que es la normalidad institucional. Aspecto éste que apunta a que el Nuncio lo será de carrera, en un proceso de promoción ordinaria, por turno, en función de las cualidades y del perfil más adecuado.
Monseñor Andrés Carrascosa
De entre los nombres que se barajaban estaba el del Nuncio en Sir Lanka, monseñor Joseph Spiteri. También se llegó a hablar del Nuncio en El Cairo monseñor Nicolas Thévenin.
En relación al papel de los nuncios en este pontificado, dentro del fenómeno que se ha producido desde que fue elegido León IV de personas que han salido a los medios para contar su experiencia de amistad con Robert Francis Prevost, hay que estar muy atentos a lo publicado en el número de la revista Vida Nueva de esta semana por el actual Nuncio en Guatemala, monseñor Andrés Carrascosa, compañero de estudios de Prevost en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Lateranense.
En un amplio artículo, como quien no quiere, monseñor Carrascosa desvela detalles curiosos sobre su relación personal con León XIV.
Señala el actual nuncio en Guatemala que “cuando el cardenal proto-diácono, Dominique Mamberti -mi compañero de curso en la Pontificia Academia Eclesiástica-, anunció que el nuevo Pontífice se llamaba Robertum Franciscum ya comprendí que se trataba de aquel con quien había compartido los bancos de la Universidad de Santo Tomás de Roma, Angelicum, en la licenciatura en Derecho”.
Un artículo que terminaba de la siguiente manera: “Me resultó significativo -escribe monseñor Carrascosa-, tanto en marzo de 2024 como en marzo pasado que, tras haber tenido largos encuentros de trabajo que se convirtieron también en un compartir desde lo profundo del alma, y tras haber debido cancelar un almuerzo juntos por un imprevisto en su cargada agenda, me lo encontré, cerca del Vaticano, a las tres de la tarde, en chandal y con una bolsa de deporte al hombro. Nos reímos cuando le dije que nadie podría sospechar que por ahí pasaba un cardenal y me dijo que iba al gimnasio que hay a la vuelta de su residencia de ese momento, ya que era la única hora en que podía escaparse para hacer un poco de ejercicio, para, tras una buena ducha, volver al intenso trabajo”.
Lo que parece evidente es que con el pontificado de León XIV se abre una nueva etapa en la Iglesia en España que se irá perfilando sin prisa, pero sin pausa, con esa tranquilidad de orden propia de un hijo de san Agustín.