Un "sí" al Evangelio que costó la vida
La alegría de su madre Gertrude
El Papa le pone como ejemplo para los jóvenes
Reconocido como mártir del Evangelio
Su integridad y compromiso social lo convierten en un ejemplo conmovedor de santidad laica, y su madre, presente en la ceremonia, lloró de orgullo y esperanza.
El cardenal Marcello Semeraro presidió la beatificación el domingo 15 de junio, rodeado de fieles congoleños que portaban banderas y camisetas con su imagen. Muchos lloraron al ver en aquellos ojos juveniles reflejada la integridad que su país tanto necesita.
Floribert Bwana Chui, mártir de la corrupción en la RD del Congo.
Un "sí" al Evangelio que le costó la vida
Floribert, miembro de la Comunidad de Sant’Egidio, era jefe de control de mercancías en la aduana de Goma. En julio de 2007, detectó un cargamento de arroz rancio proveniente de Ruanda y, fiel a su conciencia, se negó a dejarlo pasar pese a las amenazas y el soborno.
Sacrificó su vida por la honestidad, afirmando que "la salud de la población era más valiosa que el dinero sucio. Su bíblia personal, conservada ahora en Roma, llevaba la inscripción: «la vida de las personas no vale el precio", relata la Comunidad de Sant’Egidio. Fue secuestrado la noche del 7 de julio, torturado y asesinado al día siguiente.
La alegría de su madre Gertrude
Gertrude Kamara, su madre estuvo presente en Roma en la beatificación y ayer fue recibida por el Papa León XIV junto a los peregrinos. La madre de Floribert, ha expresado su alegría y gratitud por la noticia que alivia el dolor en el que se encontraba sumida tras la trágica muerte de su hijo.
"Floribert – testifica su madre – fue asesinado en nombre de su fe cristiana, por haber rechazado una propuesta de soborno destinada a facilitar la entrada de productos alimenticios que podrían poner en peligro la salud pública en territorio congoleño. Él se decidió claramente por Dios hasta el final y eligió morir para vivir en Cristo", ha dicho a Vatican News.
La Madre Gertrude pide a los jóvenes que sigan el ejemplo de Floribert, que no se dejen corromper y que sigan los valores del Evangelio. Hace un llamamiento a las autoridades congoleñas por la paz, especialmente en la región oriental de la República Democrática del Congo, donde Floribert fue asesinado y donde la población lleva más de tres décadas viviendo una dura prueba, bajo la amenaza de grupos armados y la agresión de algunos países vecinos.
El Papa le pone como ejemplo para los jóvenes
El papa León XIV recibió ayer a los peregrinos de la República Democrática del Congo en la Sala Clementina, tras la beatificación en San Pablo Extramuros. La audiencia reunió a peregrinos congoleños, obispos de su país, la madre del nuevo beato y miembros de la Comunidad de Sant’Egidio
El papa León XIV, dirigiéndose a los peregrinos congoleños, subrayó su acto heroico: “Fue asesinado en Goma por haber bloqueado alimentos en mal estado que habrían dañado la salud de las personas… eligió ser honesto, diciendo ‘no’ a la inmundicia de la corrupción”.
El pontífice realzó su figura como fermento de paz, luz frente a la violencia, y pidió intercesión para que su ejemplo inspire la reconciliación en Kivu y en toda África. “En un continente lleno de jóvenes, su figura muestra que ellos pueden ser un fermento de paz ‘desarmada y desarmante’”.
El Papa ha destacado que el nuevo beato “amó a los pobres con el amor de Cristo” y fue un “hombre de paz” en medio de una región sufriente y violenta como Kivu. “Con dulzura, luchó por la paz, sirvió a los pobres y promovió la amistad y el encuentro en una sociedad desgarrada. Este joven no se resignó en absoluto al mal; tenía un sueño alimentado por las palabras del Evangelio y la cercanía al Señor”, ha subrayado.
Reconocido como mártir del Evangelio
En noviembre de 2024, el papa Francisco reconoció su martirio "por odio a la fe", embebido en su defensa de la dignidad humana frente a la corrupción. Floribert se convierte así en el primer beato laico de Sant’Egidio y cuarto beato congoleño.
El ejemplo de Floribert trasciende lo religioso: es un símbolo de rectitud moral en una nación marcada por la corrupción (puesto 163/180 en el índice de Transparencia Internacional). Su comunidad, Sant’Egidio, testimonia que “el joven quería servir y cada vida le importaba" Decía con pasión: “Quiero un Congo donde todos estén sentados en la misma mesa”.
Ahora, su figura renueva los anhelos de unión y paz, y se espera que políticos y jóvenes se inspiren en su “fuerza débil”: un laico con conciencia limpia que venció al mal con el bien, resalta la Comunidad de Sant’Egidio.