En el Ángelus en la Plaza de San Pedro, León XVI recuerda «la gran fiesta de la Iglesia de Roma» en la solemnidad de Pedro y Pablo, subraya que también en este tiempo hay cristianos que mueren por los valores del Evangelio, a menudo al difundirlos -dice- hay oposición y persecución pero la gloria de Dios resplandece en la continua conversión.