¿Qué santos se celebran hoy, domingo 13 de julio de 2025?
El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino.  San Enrique II, emperador de Alemania  Emperador del Sacro Imperio Romano y último exponente de la dinastía de los Otones, […]

El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino. 

San Enrique II, emperador de Alemania 

Emperador del Sacro Imperio Romano y último exponente de la dinastía de los Otones, Enrique II vive a caballo del año mil (973-1024). Dedica su vida a reforzar el destino de la Iglesia junto a aquel de su reino. Es considerado ejemplo de rectitud en el gobierno y es patrono de los monarcas.  

No se puede comprender a fondo su vida prescindiendo de la fuerte formación cristiana recibida desde su primera infancia. Hijo del duque de Baviera, Enrique nace en Bamberga en el 973 y crece en un ambiente profundamente cristiano. Es educado por los canónigos de Hildesheim y después en Ratisbona, por el obispo San Wolfgango. Sucede al padre y luego al primo Otón III transformándose en el 1002 en rey de Alemania y, dos años después, también de Italia, mientras su hermano Bruno renuncia a la vida de corte para transformarse en obispo de Augusta; una de sus hermanas se hace monja mientras la otra se desposa con el quien será San Esteban de Hungría. En el 2014, el Pontífice Benedicto VIII consagra a Enrique Emperador del Sacro Imperio Romano.

El emperador vinculado a Cluny

Su aporte a la reforma moral que nace de la abadía de Cluny es importante. Una reforma que no involucró sólo a la vida monástica sino que afectó a toda la Iglesia, ayudándola a combatir la simonía, es decir, la adquisición de cargos eclesiásticos por remuneración y a volver a dar centralidad al celibato de los sacerdotes. Entre los consejeros de Enrique II estuvo precisamente San Odilón, abad de Cluny, de quien el monarca apoyó la reforma. En el 1022, Enrique preside junto al Pontífice el Concilio de Pavía que emana 7 cánones contra el concubinato de los sacerdotes y en defensa de la integridad de los patrimonios eclesiásticos. Restaura también sedes obispales, funda la diócesis de Bamberga y hace edificar la catedral donde, junto a la esposa está sepultado. Su interés por los aspectos litúrgicos-eclesiales se percibe también en las solicitaciones a introducir la recitación del Credo en la Misa dominical.

Las elecciones políticas

Enrique es también un gobernante de elecciones decididas. Antes que nada, refuerza el reino interno combatiendo diversos señores rebeldes. Se alía después con las tribus eslavas paganas para combatir contra el duque Boleslao que apuntaba al trono de Polonia, pero al final, debe reconocer la independencia de Polonia. Un hecho este que le hace ganar diversas críticas por haberse aliado con poblaciones no cristianas. Se dirige a Italia para derrotar a Arduino de Ivrea, a quien los señores italianos habían elegido como rey y para combatir contra los bizantinos en Apulia.

El amor por Santa Cunegunda

Uno de los aspectos que más impactantes de su vida fue su profunda unión con la esposa, Santa Cunegunda. No lograron tener hijos. Algunos pensaron que fue por una elección de castidad de los cónyuges, otros, en cambio, consideran que la causa fue la esterilidad, como escribía el contemporáneo Rodolfo Glabro, uno de los mayores cronistas del Medioevo. Diversamente de lo que sucedía a menudo en la Alta Edad Media en casos similares, Enrique se niega a repudiar a Cunegunda haciendo una elección que contribuye a su fama de santidad y que, probablemente, tenía su origen también en los comportamientos de sus predecesores: los Otones observaron siempre una estricta monogamia, no tuvieron hijos ilegítimos, ni repudiaron. Una elección que testimonia, sin lugar a dudas, un profundo respeto por el Sacramento del matrimonio y amor por su esposa. Enrique II fue canonizado en el 1146 por el Papa Eugenio III.

 San Silas, discípulo de los Apostoles

Silvano, llamado Silas, es mencionado en los Hechos de los Apóstoles como uno de los "hombres eminentes" de la Iglesia de Jerusalén. Predica en Antioquía como profeta, acompaña a San Pablo en sus viajes y ayuda a San Pedro a escribir sus encíclicas; muere, quizás como mártir, en Macedonia.  

Santa Teresa de los Andes (1900-1920)

Santa Teresa de los Andes (1900-1920) fue una joven chilena de nombre secular Juanita Fernández Solar. A los 19 años ingresó al Carmelo de Los Andes, donde vivió apenas once meses antes de morir de tifus. Pese a su corta vida, dejó una intensa huella espiritual a través de su diario y sus cartas, en las que expresa un profundo amor a Cristo y un deseo ardiente de santidad. Fue la primera santa chilena y la primera carmelita americana canonizada. Su vida demuestra que la santidad no está reservada a quienes viven muchos años o hacen grandes obras, sino a quienes viven cada instante con amor y fidelidad. En su sencillez, escribió: “Solo Dios basta; y si Él basta, ¿qué puede faltarnos?”

Santa Sara abadesa

Santa Sara abadesa, menos conocida, vivió probablemente en el siglo V o VI, en el Egipto cristiano. Fue superiora de una comunidad de monjas en la región del Nilo y una de las grandes madres del desierto. Se le atribuyen palabras sabias y firmes: “Muero todos los días, para no morir eternamente”. Como otros Padres y Madres del Desierto, Santa Sara vivió el ideal monástico de ascesis, silencio y oración continua. Su testimonio inspira a quienes buscan una vida interior profunda, apartada del ruido y las ambiciones del mundo.

San José Wang Guiji (1800-1861)

San José Wang Guiji (1800-1861) fue un mártir chino durante las persecuciones contra los cristianos en el siglo XIX. Catequista y padre de familia, fue arrestado por su fe católica y condenado a muerte por negarse a renunciar a Cristo. Murió degollado en 1861 y fue canonizado por san Juan Pablo II en el año 2000 junto a otros 119 mártires de China. Su sangre, como la de tantos testigos silenciosos, nutre la fe de la Iglesia en Asia y recuerda la valentía de quienes han sufrido por el Evangelio.

San Esdras, escriba

San Esdras es el sacerdote del que se habla en la Biblia. Después del final de la esclavitud babilónica, el pueblo hebreo regresa a la nación, pero los años de cautiverio le debilitan la fe. Esdras se empeña con fuerza para volver compactos a los habitantes de la “nación sagrada” de la Alianza. 

Otros santos y beatos del día

San Turiavo
Beato Tomás Tunsta
Santa Miropa de Chíos
Santa Clelia Barbieri
San Eugenio de Cartago
Beato Fernando María Baccilieri
Beato Jacobo de Varazze

 

 

 

 

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