¿Qué santos se celebran hoy, lunes 14 de julio de 2025?
El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino.  San Camilo de Lelis, sacerdote, fundador de los Ministros de los Enfermos San Camilo de Lelis ofrece un mensaje particularmente […]

El Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Historias de maestros de vida cristiana de todas las épocas que como faros luminosos orientan nuestro camino. 

San Camilo de Lelis, sacerdote, fundador de los Ministros de los Enfermos

San Camilo de Lelis ofrece un mensaje particularmente actual, porque estimula a vivir la primacía de la caridad. En la Encíclica “Deus caritas est”, el Papa Benedicto XVI lo considera entre los “modelos insignes de caridad social”, indicándolo como ejemplo para todos los hombres de buena voluntad.  

La Cruz Roja

Nacido en Bucchianico, en provincia de Chieti, el 25 de mayo de 1550 y fallecido en Roma el 14 de julio de 1614, su figura está emblemáticamente vinculada a la Cruz roja que él logra llevar cosida sobre el hábito religioso, con la autorización del Papa Sixto V el 20 de junio de 1586. En particular, como refiere en el 1620 el padre Sanzio Cicatelli, primer biógrafo del Santo, “por tres razones le gustó al padre nuestro que lleváramos la Cruz en las vestiduras, teniéndola para nuestra empresa y como insignia. La primera, para distinguirnos del hábito de la Compañía de Jesús. La segunda, para hacer conocer al mundo que todos nosotros, marcados con esta marca de Cruz, somos como esclavos vendidos y dedicados al servicio de pobres enfermos. Y la tercera, para demostrar que ésta es la religión de cruz, es decir de muerte, de patíbulos y de fatiga, para que aquellos que querrán seguir nuestro modo de vida, se predispongan a venir a abrazar la Cruz, a abnegar a sí mismos y seguir a Jesucristo hasta la muerte”.

Ministros de los enfermos 

La gracia de Dios llegó a Camilo en el 1575. Durante un viaje al convento de San Giovanni Rotondo, encontró a un fraile que lo llamó a parte, para decirle: “Dios es todo. Lo demás es nada. Es necesario salvar el alma que no muere…”. Camilo pidió transformarse en capuchino, pero en dos ocasiones fue dimitido del convento a causa de una llaga en la pierna que se le abrió en tiempos de sus incursiones militares. Por este motivo, fue internado en el hospital romano de San Santiago. Aquí tuvo la intuición de unir la pasada disciplina del soldado a la caridad cristiana dando vida a los “Ministros de los enfermos”. Con cuatro votos para entrar y formar parte: obediencia, pobreza, castidad y servicio a los enfermos.

Un gran reformador 

Es considerado el primer gran reformador de la enfermería y de la organización asistencial en los hospitales. Según San Camilo, además del cuidado del cuerpo, quien asiste al enfermo tendría que hacerse cargo del espíritu. Algo radicalmente diverso de lo que sucedía en los hospitales de la época, donde los enfermos eran abandonados a sí mismos. Hombre eminentemente práctico y simple, ciertamente no carente de cultura ni de intereses, San Camilo no buscó finezas teóricas en su apostolado. Le bastaban pocas líneas directrices, además de un agudo discernimiento del corazón, del que fue excepcionalmente dotado, y un gran sentido común unido a dulzura paternal.

Santa Kateri (Catalina) Tekakwitha, virgen

El "Lirio de los Mohawks" nació en el mismo pueblo en el que encontraron la muerte tres de los Mártires de Norteamérica. Esta joven, que se enamoró del Señor a pesar de la oposición de su familia y de su clan, es la primera nativa americana canonizada. Su fiesta se celebra el 14 de julio.  

La sangre de los mártires

En 1646, el poblado mohawk de Ossernenon, cerca de la actual Auriesville (Nueva York), era un territorio muy poco acogedor para los misioneros cristianos: el jesuita P. Isaac Jogues y el laico Jean de la Lande fueron asesinados allí ese año. Cuatro años antes, en el mismo poblado, el P. Jogues había sufrido una tortura tan prolongada y brutal que fue considerado un "mártir viviente" por el Papa Urbano VIII; y su compañero de misión, René Goupil, había sido asesinado. Tres de los ocho Mártires de Norteamérica regaron con su sangre la tierra de esta pequeña aldea indígena. Se podría haber pensado que la historia terminaba allí....

Una cristiana mohawk

...Pero diez años después, en 1656, nació en ese mismo poblado una niña de madre cristiana algonquina que había sido capturada por los mohawks y casada con el jefe del clan. Los padres y el hermano de la niña murieron en una epidemia de viruela que a ella le dejó la cara marcada y los ojos dañados. La llamaban "Tekakwitha", "la que choca con las cosas", lo que demuestra que tenía la visión deteriorada. La niña fue adoptada por su tío, que a su vez se convirtió en jefe.

Tekakwitha aprendió las artes femeninas tradicionales de su tribu: confeccionar ropa, tejer cestas, preparar la comida y ayudar en las cosechas. Escuchaba a los sacerdotes franceses que pasaban por su poblado, pero no se atrevía a acercarse más a ellos. No con su tío y muchos de su clan tan hostiles al cristianismo.

A los diecisiete años, las tías de Tekakwitha la presionaron para que se casara. Ella se negó, sufriendo como consecuencia sus burlas y castigos. A los dieciocho años, conoció a un sacerdote, el padre Jacques de Lamberville, y por fin se sintió lo suficientemente libre como para decir lo que tenía en su corazón. Pidió el bautismo. Al año siguiente, Tekakwitha fue bautizada como "Kateri", la forma mohawk del nombre "Catherine". En ese pueblo que no daba la bienvenida a los cristianos, ella era cristiana.

Una nueva vida

Kateri sabía que sería difícil. Rezaba, lo cual le acarreaba desprecio. No trabajaba los domingos, por lo que no recibía ningún alimento ese día. Era tratada casi como una esclava. Pronto, algunos de sus vecinos la acusaron de brujería. Kateri estaba en peligro, y el sacerdote le aconsejó que emprendiera a pie un viaje de 200 millas (más de 300 km) hasta una misión jesuita y un pueblo de nativos cristianos al sur de Montreal.

Kateri llegó allí en 1677. Una mujer cristiana iroquesa, Anastasia, le enseñó a rezar, a hacer penitencia y a ayudar a los necesitados. Kateri abrazó esta nueva vida con todo su corazón. Rezaba a solas en el bosque, enamorándose cada vez más del Señor que la había redimido, y realizaba extenuantes penitencias -de un estilo influenciado por las tradiciones mohawk- pidiendo al Señor que se apiadara de su pueblo, que aún no lo conocía. Los dos sacerdotes y los habitantes de la misión la observaban con creciente admiración.

"Lirio de los Mohawks"

A los 23 años, Kateri tomó una decisión sorprendente para una doncella mohawk, cuyo bienestar dependía del matrimonio. Le dijo a uno de los sacerdotes: "He deliberado bastante. Desde hace mucho tiempo, mi decisión sobre lo que voy a hacer está tomada. Me he consagrado a Jesús, Hijo de María. Le he elegido como esposo, y sólo Él me tendrá como esposa". Ella y dos amigas anhelaban alguna forma de vida religiosa, pero el sacerdote les dijo que aún eran demasiado jóvenes en la fe. Así que Kateri vivió su vida ordinaria con un gran amor en su interior. Ella pertenecía a su Señor, y en Él, a todos los necesitados.

En la Semana Santa de 1680, la salud de Kateri se debilitó. Murió el Miércoles Santo. Los presentes dijeron que su rostro se volvió radiantemente hermoso poco después de su muerte, y que las cicatrices de la viruela desaparecieron. Dos mujeres nativas amigas y un sacerdote, el padre Chauchetière, afirmaron que se les había aparecido a las pocas semanas de su muerte.

En la lápida de esta hija espiritual de los mártires fue escrito este epitafio: "Kateri Tekakwitha, Ownkeonweke Katsitsiio Teonsitsianekaron", "La flor más bella que jamás floreció entre los hombres rojos". En 2012, el "Lirio de los Mohawks" se convirtió en la primera nativa americana en ser declarada. 

San Heracles, obispo de Alejandría

San Heracles (o Heraclas) fue obispo de Alejandría en el siglo III. Discípulo de Orígenes y primer cristiano egipcio en ocupar esta sede, es recordado por su sabiduría y piedad. Gobernó la Iglesia alejandrina en tiempos difíciles, marcados por las persecuciones y los debates teológicos. Promovió la formación cristiana y la vida ascética, siendo uno de los primeros obispos que estructuraron el catecumenado en Egipto. Su celo pastoral y su dedicación a la enseñanza le ganaron el respeto de su comunidad y dejaron una profunda huella en la tradición cristiana de Oriente.

San Optaciano de Brescia

San Optaciano fue obispo de Brescia (Italia) en el siglo V. Poco se conoce de su vida, pero se le recuerda como un pastor entregado a su pueblo en tiempos de convulsión política y religiosa. En medio del declive del Imperio Romano, la figura del obispo era a menudo el único referente de estabilidad y ayuda para la comunidad. La veneración de Optaciano en Brescia atestigua la gratitud de su pueblo hacia su servicio fiel y caritativo.

San Francisco Solano, taumaturgo del Nuevo Mundo

Nacido en Montilla (España) en 1549, San Francisco Solano fue un fraile franciscano que dedicó gran parte de su vida a la evangelización en América, especialmente en Perú, Argentina y Paraguay. Fue un predicador incansable, dotado de una elocuencia sencilla pero profunda, y se le atribuyen numerosos milagros y dones carismáticos. Aprendió lenguas indígenas para anunciar el Evangelio, defendió a los nativos de los abusos coloniales y vivió con gran austeridad. Murió en Lima en 1610 y fue canonizado en 1726. Es patrono de varias ciudades latinoamericanas y ejemplo del espíritu misionero franciscano.

San Juan Wang Guixin, mártir en China

San Juan Wang Guixin fue uno de los mártires chinos canonizados por san Juan Pablo II en el año 2000. Murió en 1900 durante la persecución de los bóxers, una revuelta nacionalista y anticristiana que causó miles de muertes entre fieles chinos y misioneros extranjeros. Juan Wang Guixin era un laico comprometido que no renunció a su fe ni siquiera ante la amenaza de muerte. Su testimonio valiente forma parte del grupo de 120 mártires de China, cuyo sacrificio muestra la fuerza del cristianismo en contextos hostiles.

San Marchelmo de Deventer, apóstol del norte de Europa

San Marchelmo fue un monje inglés del siglo VIII que acompañó a San Lebuino en la evangelización de Frisia (hoy Países Bajos). Se estableció como ermitaño en Deventer, donde su vida de oración y penitencia fue semilla de fe para muchos. Tras la muerte de Lebuino, Marchelmo continuó su obra misionera y es venerado como uno de los pioneros del cristianismo en aquella región. Su tumba se convirtió en lugar de peregrinación y su ejemplo inspiró nuevas generaciones de evangelizadores.

Santa Tuscana de Verona, viuda caritativa

Santa Tuscana fue una mujer laica del siglo XIII, originaria de Verona (Italia). Viuda joven, consagró su vida al servicio de los pobres y los enfermos, especialmente en los hospitales de su ciudad. Se incorporó a la espiritualidad de los canónigos regulares y vivió con gran humildad, renunciando a toda riqueza. Su caridad incansable y su piedad profunda la hicieron muy querida por el pueblo. Fue beatificada por Clemente XIII en 1760 y es modelo de santidad laical y compromiso social desde la fe.

San Vicente o Madelgario, noble convertido en monje

San Vicente, también conocido como Madelgario, fue un noble franco del siglo VII, casado con Santa Valdetrudis. Ambos decidieron consagrarse a Dios tras criar a sus hijos. Vicente ingresó en un monasterio en Soignies (Bélgica), donde vivió como monje hasta su muerte. Su figura recuerda el poder transformador de la gracia en todas las etapas de la vida, incluso en quienes, desde el poder y la riqueza, descubren su vocación en la humildad del claustro.

Otros santos y beatos del día

Beata Angelina de Marsciano
Beato Bonifacio de Saboya
Beato Gaspar de Bono
Beato Hroznata
Beato Ricardo Langhorne

 

 

 

 

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