Solo la oración mantiene unida a la pequeña comunidad cristiana de Gaza, agotada por la guerra y la falta de alimentos. El sacerdote argentino, párroco de la Sagrada Familia, relata a los medios de comunicación del Vaticano la difícil situación de la parroquia en el enclave palestino: «Hay mucho cansancio y preocupación porque sentimos que nos hemos quedado casi solos en esta zona».