El Pontífice camina entre una multitud de fieles entusiastas desde Villa Barberini hasta la catedral de San Pancracio para celebrar la Misa. Miles de creyentes, turistas y ciudadanos lo saludan con afecto en las plazas Pia y Duomo. Un sacerdote romano, misionero en Texas, interpreta el sentir común: “Es fundamental, en este momento histórico, tener cerca a alguien que anuncie la paz de Cristo”.